La emblemática obra “Giselle“, uno de los ballets más representativos del repertorio clásico-mántico, regresa al Palacio de Bellas Artes bajo la dirección de la Compañía Nacional de Danza (CND), con una nueva y renovada versión que fusiona la tradición del siglo XIX con la sensibilidad del presente.
“Giselle”, considerada una de las obras maestras del ballet clásico y del Romanticismo, presenta su nueva temporada en el @PalacioOficial, con una versión a cargo de la bailarina Svetlana Ballester.
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) November 5, 2025
Bajo la dirección de Yhovani Duarte, la @otba_inbal imprime una pulsación… pic.twitter.com/NtJomn2qAr
La temporada, que arrancó el pasado 4 de noviembre, reunió en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes a los talentosos artistas Ana Elisa Mena en el rol de Giselle, Alejandro Hidalgo como Albrecht y Elisa Ramos como Myrtha, quienes deslumbraron al público con su técnica depurada y la profundidad emocional en sus interpretaciones.
“Fue una obra conmovedora; la interpretación de Giselle me dejó sin aliento”, comentó Marina Estrada, una de las asistentes al evento.
La temporada de “Giselle” continuará hasta el 23 de noviembre, con funciones programadas los días martes, jueves y domingo.
En próximas funciones, los roles protagónicos serán interpretados por Mayuko Nihei, Yoali Souza y Valeria Mariaud como Giselle; Argenis Montalvo, Alejandro Mendoza y Roberto Rodríguez como Albrecht, y Greta Elizondo, Corinne Jarvis y Ana Paula Montero en el papel de Myrtha.
Una nueva apuesta
Este ballet fue estrenado originalmente en 1841 en la Ópera de París, Giselle ha sido una piedra angular del repertorio clásico debido a su complejidad técnica y emocional.
La historia, que se basa en la leyenda de las Wilis, espíritus de novias traicionadas que castigan a los hombres infieles, ha trascendido generaciones uniendo lo terrenal y lo sobrenatural en una historia de amor, engaño y perdón.
Esta nueva interpretación escénica ha sido realizada por la bailarina y maestra Svetlana Ballester, quien retoma la coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot, pero añade una mirada contemporánea que enfatiza la fuerza emocional de los movimientos.
El diseño escenográfico y de vestuario, a cargo de Antonio López Mancera, junto a la iluminación de Roberto Arellano, son esenciales para crear un contraste visual entre el mundo terrenal de la aldea y el territorio espectral de las Wilis.
Con una puesta en escena que resalta la conexión entre música, danza y emoción, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por Yhovani Duarte Pérez, da un pulsante acompañamiento a la obra, con una partitura que subraya los matices psicológicos de los personajes.