
Ardía el Sol al pie del monumento y la marea de palabras escritas ya había inundado la explanada.
217 editoriales, resguardadas bajo carpas, disponían al alcance de la mano libros sobre los que se cierne la amenaza de las editoriales, para enviarlos a la trituradora.
“No pueden mantener en la bodega tantos libros, estamos viendo la posibilidad de cambiar la ley para que haya posibilidad y que se donen Libros sin tener que pagar impuesto por ellos”, comentó Paloma Sanz, directora de Brigada para Leer en Libertad.
El llamado a salvar libros es de viva voz y de manera gráfica, un rectángulo con fosforescencia grita la oferta uno por 20, tres por 50 y en la ribera de un caudaloso río de letras y portadas, otro letrero anticipa 80 pesos cada libro, mientras que uno más, con márgenes dorados, anuncia oferta libros de entre 20 y 50 pesos.
Precios tan accesibles hacen parecer que esos costos son costumbre, sin embargo, una anécdota refiere a un estudiante que salió de un remate atesorando un libro entre los brazos.
“Le digo por qué estás tan emocionado, porque me costó 60 pesos y le digo porque está emocionado, porque Misión Original cuesta mil 200”, señaló Paco Ignacio Taibo, director del Fondo de Cultura Económica (FCE).
Los visitantes conversan, caminan y piensan, una leída breve y habrá de decidir futuras lecturas.
La jefa de Gobierno capitalino, Clara Brugada, llegó directo a experimentar la elección de un libro, y pronto sostenía una nutrida edición del quijote de sólo 80 pesos.
“Pensamos que, si una ciudad entonces piensa, disculpe, se vuelve más libre, se vuelve más crítica y se vuelve más justa”, mencionó.
Ha habido ya 19 Remates de Libro, que se han llevado a cabo en el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco, en el Auditorio Nacional, en el Complejo Cultural Los Pinos y las más recientes, dos veces al año, en el Monumento a la Revolución. Hasta el 20 de abril, de 11 a 21 horas, el Gran Remate para salvar libros, leyéndolos.