Cultura

Julio Cortázar, 107 años del nacimiento del trance literario descomplicado

El 26 de agosto de 1914, nació en Ixelles, Bélgica, Julio Cortázar, quien bajo la nacionalidad argentina, dotó a la literatura universal, mediante las letras hispanoamericanas, de vida al realismo mágico que coqueteó incluso con el surrealismo del siglo XX mediante obras tan conocidas como Rayuela o Bestiario.

Cortázar brilló en todo lo que su pluma le dejó exponer: hizo novelas, cuentos, prosa, ensayo, teatro, poesía y hasta periodismo. Una de sus particularidades es el desarrollo tan magistral que hace de la prosa breve, como la que refleja en sus Historias de cronopios y de famas. Esta singular obra tuvo la característica del escritor al usar “cronopio” como conceptualización propia (personajes propios del libro mencionado), o bien, un animal perteneciente al periodo cretácico y que vivió en el actual sur del continente americano.

Historias de cronopios y de famas tiene una ejemplar anécdota fantástica, mágica y hasta didáctico-moral. Desde los títulos que compendian las obras incluidas, Cortázar ya nos da una pincelada de lo extraordinario que se ha de contener: “Manual de instrucciones”, “Ocupaciones raras”, “Material plástico” e “historias de cronopios y de famas”. Aquí, el autor nos transporta con sus profundas y complejas letras a coloquiales y vulgares lugares, con acciones tan simples, sencillas y convencionales como cantar o subir una escalera, para demostrarnos que hasta esas pequeñas acciones tienen grandes significados.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piensa en un pacto cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Fragmento de Instrucciones para llorar.

Con tiempos, circunstancias y hasta escenas perfectamente calculados, Julio Cortázar sintetiza la magia de sus instrucciones para llevar a cabo acciones tan precisas como corrientes, pero cargadas de intelectualidad y un extraordinario realismo mágico que deja tatuada la huella de un autor sencillo y descomplicado que no hace más que hablar de “cualquier cosa”, pero que, si se va más allá, se logra trascender a su mundo complejo y atestado de un universo desconocido. Y para muestra un ejemplo. En “Instrucciones para cantar”, narra: empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente, la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro.

Julio Cortázar murió en París, Francia, un 12 de febrero de 1984, y sin renunciar a su nacionalidad argentina, optó por la francesa en 1981. Esto, como protesta contra la dictadura militar en su país. Historias de cronopios y de famas podría denominarse uno de sus grandes y legados, que va de lo estático y a lo dinámico; de la vida a la muerte. Tal y como lo deja claro en sus “Instrucciones para dar cuerda al reloj”: allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente […]. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

 ¿Qué es el realismo mágico?

Según el Centro Virtual Cervantes, el realismo mágico es ése que ya no sirve a la realidad. Más bien se sirve de la realidad. De esta manera, esta corriente literaria se ve representa una realidad invadida por acciones fantásticas, pero siempre descritas de modo realista. Se muestra lo irreal y extraño como algo cotidiano y común.

 

Lee desde aquí Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar

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