Las casitas que construye el artista oaxaqueño, José Ángel Santiago, muestran el imaginario zapoteca y la relación humana con lo terrenal y lo celeste, en pequeñas paredes de cerámica.
La casa como un elemento terrestre, un elemento simbólico. No como propiedad ni como riqueza, sino la casa como lo que te rodea. Como puede ser el mismo país, o puede ser el mismo, el lugar que habitas”, José Ángel Santiago, artista.
José Ángel Santiago atestiguó las transformaciones que ha sufrido el paisaje juchiteco y emprendió esta serie de figuras donde las tradicionales viviendas de teja se enraízan o escaman con símbolos de arraigo.
La gran riqueza visual del paisaje, del panorama de Juchitán era esta gran variedad de casas de teja y de bajareque. Y, con el sismo, lo que pasó fue que todo esto se terminó de acabar, y ahorita el paisaje urbano prácticamente es una especie de monstruo de cemento”, José Ángel Santiago, artista.
Una casa envuelta en llamas alude al final del ciclo agrícola, cuando los pobladores quemaban los cultivos a manera de ritual.
Queman todo como una especie de agradecimiento al sol por la cosecha del año”, José Ángel Santiago, artista.
Con más de 20 piezas, la exposición “La Casa, el cielo y la serpiente” celebra 50 años de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, en la capital de esta entidad, hasta noviembre.