Un cyborg (criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos) debutará en el teatro, de hecho, es una de las figuras principales de la obra “La hora de todos“, escrita por Juan José Arreola.
La puesta en escena, que es una crítica a la deshumanización de la sociedad, fue montada por primera vez en 1954, por el propio Juan José Arreola, quien utilizó la radio y un megáfono como elementos tecnológicos para su planteamiento escénico.
Ahora, en 2022, la crítica sigue vigente, pero el director Víctor Weinstock decidió integrar a un cyborg como parte del elenco.
Weinstock señaló que incluir esa inteligencia le permite subrayar un concepto importante en la obra relacionado con la conciencia.
“Es un cyborg que va a cubrir uno de los roles más importantes de la obra; su personaje es Harras, y tiene que ver con una especie de desdoblaje de la personalidad, la conciencia de nuestro protagonista”, detalló Antonio Isaac, artista interdisciplinario.
El ciborg 1Z4K, al igual que los actores humanos, sigue diálogos específicos, sin embargo, de acuerdo con su creador, está dotado con inteligencia artificial que le permite tomar pequeñas decisiones que impactan en el desarrollo de la obra, pues además de interactuar con el elenco, este cyborg también puede identificar el estado de ánimo del público.
“Está dotado de una serie de sensores que va leyendo colores de la ropa, temperatura, feromonas, movimientos de los ojos, atención sonidos, micro sonidos, etcétera y con eso va determinando una especie de estado anímico promediado de entre toda la audiencia”, explicó Antonio Isaac, artista interdisciplinario.
“La hora de todos” se estrena el 9 de septiembre en el Nuevo Teatro Libanés, en la Ciudad de México.
Perro robot que vigila Pompeya
Cada vez es más frecuente que nuevas funciones en los robots o inteligencias artificiales puedan resultar provechosas para las actividades humanas, como un extraño robot que parece una mezcla de perro e insecto y se pasea por las ruinas de Pompeya. El robot se luce ante la mirada sorprendida de las y los turistas que visitan esta ciudad del sur de Italia destruida por la erupción del Vesubio hace veinte siglos.
Este dispositivo artificial, llamado Spot, es de color amarillo con negro y tiene como misión acceder a las áreas de difícil acceso de las ruinas, especialmente las estructuras subterráneas donde las condiciones de seguridad no permiten que los empleados entren, como los peligrosos y estrechos túneles.
Al inspeccionar el terreno, Spot puede captar información y alertar al personal sobre problemas de seguridad o de estructura, como los que se producen cuando se excavan túneles clandestinos.
El sitio arqueológico donde están las ruinas tiene una superficie de 44 hectáreas, al sur de Nápoles, y en él está la localidad que quedó sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 a. C.
Spot pesa 70 kilos y tiene el tamaño de un Golden Retriever, está controlado de forma remota por una tableta y está mejor equipado que una persona para supervisar algunas zonas del parque.