Cultura

La Piñata, una tradición ancestral que llegó hasta México

Uno de los elementos más típicos de las celebraciones en México es la piñata y aquí te contamos cómo fue que llegó a México.

Colorida, festiva y profundamente simbólica, la piñata es uno de los elementos más representativos de las celebraciones en México. Su historia, sin embargo, comenzó lejos de aquí y atravesó siglos y continentes antes de arraigarse en nuestras posadas.

Un viaje desde Asia De acuerdo con la Fundación Casa de México en España, los primeros antecedentes de la piñata se remontan a China, donde se elaboraban figuras de animales con papel y semillas para atraer la buena fortuna durante el Año Nuevo. Con el tiempo, esta tradición viajó hacia Europa.

FOTO: GOBIERNO DE MÉXICO
FOTO: GOBIERNO DE MÉXICO

Europa y la evangelización

Ya en Italia, estas figuras se adaptaron a celebraciones religiosas vinculadas a la Cuaresma. Posteriormente llegaron a España, donde fueron utilizadas como recurso pedagógico para la evangelización. Desde ahí, la tradición cruzó el Atlántico rumbo a la Nueva España.

¿Origen prehispánico?

Una versión difundida por la Secretaría de Relaciones Exteriores señala que pueblos mesoamericanos, como mayas y mexicas, practicaban rituales similares: romper ollas de barro colgadas y con los ojos vendados como parte de ceremonias simbólicas. Estas prácticas facilitaron la adopción de la piñata en el contexto novohispano.

La primera piñata mexicana

Fue en el Exconvento de San Agustín, en Acolman, donde los frailes agustinos incorporaron la piñata a las “misas de aguinaldo”, celebradas antes de Navidad.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ahí tomó forma la piñata clásica: una esfera con siete picos, decorada con colores brillantes y rellena de dulces y frutas.

¿Qué simboliza la piñata tradicional?

  • Siete picos: los siete pecados capitales.
  • Colores brillantes: las tentaciones y vanidades del mundo.
  • Oropel o papel metálico: el engaño de las apariencias.
  • Venda en los ojos: la fe ciega.
  • Palo: la fuerza para vencer el mal.
  • Dulces y frutas: la recompensa tras superar las tentaciones.
FOTO: INAH

Una tradición viva

Hoy, las piñatas se elaboran principalmente con cartón o barro, cubiertas de papel de colores y rellenas con dulces, fruta o juguetes. Aunque prácticas antiguas —como girar 33 veces antes de golpearla mientras se cantaba “No quiero oro ni quiero plata…”— casi han desaparecido, la piñata sigue siendo un símbolo central de la Navidad y las celebraciones populares en México.

Más que un juego, la piñata es historia, ritual y memoria colectiva que sigue rompiéndose —y renovándose— generación tras generación.

FOTO: CUARTOSCURO
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