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“Las batallas de Leona” devela el lado humano de Leona Vicario

En una nueva incursión que revisa el destacado papel que tuvieron las mujeres en la Guerra de Independencia de México, la historiadora Ángeles González Gamio en su más reciente libro devela el lado humano de Leona Vicario, la heroína insurgente que, ante todo, fue una mujer con un genuino compromiso con sus ideales y principios.

Bajo el titulo Las batallas de Leona, la cronista del Centro Histórico de la Ciudad de México no solo revisita la vida de la prócer, sino también recrea ese México en conflicto, complejo, pero a la vez fascinante. El volumen fue presentado en la XXXII Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH).

El investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, destacó el ingenio de la autora, quien, a partir de un personaje como Marina, corresponsal de un periódico de Boston, se infiltra en la época de la lucha por la Independencia, para entrar en contacto con doña Leona.

El arqueólogo expuso que hace posible que se vayan relatando los hechos a manera de charla, en la cual, Leona Vicario va comentando los pormenores de su vida, a la vez que la cronista logra mezclar el momento de la lucha armada que la protagonista va relatando, con la gastronomía.

Es impresionante apreciar —imagino que tuvo que acudir a revisar recetas antiguas de la época­—, cómo relata lo que se sirve de comer, por ejemplo, pone énfasis en el chocolatito, el que se brinda al llegar a la casa de doña Leona, las confituras y demás gastronomía a la que se une también la historia”, comentó.

Matos Moctezuma subrayó que varios personajes del movimiento insurgente desfilan bajo la mirada de Leona Vicario: “Agustín de Iturbide, Guadalupe Victoria, Carlos María de Bustamante quien, por cierto, tuvo que ver con la arqueología; a quien doña Leona no trata ni retrata bien es al historiador y político Lucas Alamán, a quien se debe la fundación del Museo Nacional Mexicano.

Aspectos de su vida, como el de los indultos que la Corona española les propuso a ella y a su esposo, el pleito que entabló para que se le regresaran sus bienes, además del alumbramiento que tuvo de una de sus hijas en una cueva, son sucesos que pocas personas conocen, aunque ya antes se ha escrito al respecto, pero Ángeles les va dando un marco interesante en la narración”.

La escritora Silvia Molina expuso que se trata de un libro ágil, el cual recrea la vida cotidiana, la comida y su contexto, las calles, los pregones, los vendedores, “es decir, el ambiente de ese México en conflicto, logrando realmente una estampa de la época”.

González Gamio caracteriza muy bien a doña Leona: una mujer completa, que no quiere ni la amnistía ni entregarse, buscaba seguir luchando porque tenía sus convicciones bien fundamentadas; a la par, uno aprecia cómo va creciendo esta mujer, de ser una joven de familia, a irse con Andrés Quintana Roo, sin haberse casado con él, de sus luchas, es una mujer que es ejemplo para otras.

La escritora destaco la iconografía del libro, porque incluye casi todos los retratos de los personajes que se nombran, además de imágenes de los edificios y documentos importantes de la época.

La cronista Ángeles González Gamio aseguró que se trata de una publicación hecha con mucha pasión, porque, de alguna manera, como en el caso del dedicado a Josefa Ortiz, se identifica con esas mujeres y trató de entrar en sus almas y en sus vivencias.

Consideró que, actualmente y como en el pasado, las mujeres siguen padeciendo injusticias y vejaciones, por lo que continúan enfrentando muchas batallas, de ahí el título del libro.

 

 

El hecho de ser mujer te marca de alguna manera, por la maternidad, la responsabilidad familiar. Traté de sentir cómo fue la vida de Leona Vicario, qué barreras rompió; me admira cómo siendo una muchacha de una familia opulenta, deja todo eso y se va a la guerra, además de casarse con Quintana Roo.

 

 

 

Leona tenía una convicción personal muy fuerte, contrario a lo que decía Lucas Alamán, que ella se fue de su casa para seguir a su esposo. Falso, de hecho, en varias ocasiones, Andrés quiso aceptar el indulto al que ella se negó, pese a que vivieron a salto de mata, en la sierra, pariendo a su hija en una cueva, su vida sí fue heroica”, finalizó la autora.

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