Para celebrar la Ceremonia del Día de las Mujeres Voladoras de Cuetzalan, por medio de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México conmemoró y recordó la importancia de las mujeres en nuestra historia y como forjadoras de nuestras raíces.
Este miércoles, en Los Pinos, mujeres de Cuetzalan revivieron el mito del universo mediante una ceremonia que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Ellas, arriba, conquistan nuevos cielos, los de Ciudad de México, girando y danzando en el aire, por encima del público que se arremolina en la Plaza Cencalli de los Pinos.
Las cuatro son voladoras, mujeres pájaro, y no son de Papantla, sino de Cuetzalan, Puebla, y comparten el mismo ritual.
Es un ritual en honor al Dios Sol, es un ritual a la fertilidad, a nuestras siembras. Antes se hacían cada 52 años, que se creía que era la madurez del hombre y del Sol” dijo Irene García, voladora de Cuetzalan.
Irene García creció viendo a los voladores en el centro de Cuetzalan, donde el rito es una tradición muy arraigada. A los 16 años subió por primera vez a lo alto del tronco.
Para mí la sensación que siento al dejarme caer es de libertad. Libertad en todos los sentidos, ya que creo que el sueño más grande del hombre y de todas las mujeres y los hombres en general, es volar” comentó Irene García.
Para Xóchitl Salas, otra de las voladoras, el viaje inició antes, a los 12 años. Empezó trepando un palo muy chiquito, yendo a ensayos y aprendiendo los sones en la Casa del Caporal.
Me siento muy feliz. Para mí estar arriba es un privilegio, poder realizar el vuelo, y cuando te echas pa´atrás es algo que se siente súper, es solamente dejarte llevar por el viento, y que sientas el solecito en tu cara” platicó Xóchitl Salas, voladora de Cuetzalan.
El ritual de las voladoras de Cuetzalan en Los Pinos reconoció su huella en las tradiciones durante el Día Internacional de la Mujer.