Considerada un icono de la ‘performance’, la serbia Marina Abramovic fue galardonada este miércoles en España con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, por una vida dedicada a impactantes obras que mantuvieron “una constante búsqueda de libertad individual”.
El galardón, el primero de los ocho que se concederán a personas o instituciones destacadas en diversos ámbitos a nivel mundial, fue anunciado luego de que el jurado se reuniera telemáticamente en razón de la pandemia, que golpeó España con fuerza.
Nacida en 1946 en Belgrado, en lo que entonces era Yugoslavia, la artista ha explorado en su trabajo “los límites del cuerpo y la mente a través de ‘performances’ arriesgadas y complejas en una constante búsqueda de libertad individual”, según la nota de prensa de la Fundación Princesa de Asturias.
Para sus deslumbrantes puestas en escena, Abramovic ayunó durante días, bailó hasta la extenuación, perdió la conciencia en medio del fuego o estuvo sentada más de 700 horas mirando a los ojos a quien quisiera estar frente a ella en “The Artist is Present”, presentada en el MoMa de Nueva York.
Hija de guerrilleros que lucharon contra el nazismo y que después fueron parte del gobierno comunista de Tito, comenzó su carrera como artista de ‘performance’ en la década de 1970, tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Belgrado y luego en la de Zagreb.
Tuvo como compañero de vida y de trabajo al artista alemán Uwe Laysiepen, Ulay, de quien se separó en 1988 después de que cada uno caminara más de 2.000 km desde los extremos opuestos de la Gran Muralla China.
Entre sus obras más celebradas se encuentra “Balkan Baroque”, en la que se sentó sobre huesos de animales para lavarlos durante días, como señal de luto por la guerra de los balcanes. Presentada en la Bienal de Venecia, le mereció el León de Oro a la mejor artista.
En 2005 en el museo Guggenheim de Nueva York recreó en siete noches consecutivas los trabajos de artistas pioneros de la performance.
“La abuela de la performance”, como ella misma se catalogó, sigue en activo: en 2018 debutó como directora de escena operística en la Ópera de Flandes y en 2020 estrenó “Seven Deaths of Maria Callas”, un montaje en torno a la figura de la diva.
A principios de la década de 2010, se instaló un instituto con su nombre situado en Hudson, Nueva York, donde se explora el arte que ella popularizó y perfeccionó.