Con cincel y martillo, Dante va dándole forma a una calavera ritual de madera para las danzas veracruzanas.
“Son máscaras hechas principalmente para una danza: ritual de Día de Muertos, sin embargo, las utilizan para diferentes festividades, como pueden ser carnavales y otras diabladas, que son en Semana Santa, y cosas así”, platica.
“Las máscaras son para que no nos confunda la muerte y podamos danzar entre ellos”.
Platica que, como las talla en vivo, la gente se interesa de manera especial por estas piezas.
“Lo que me empecé a dar cuenta es que la gente ve las máscaras, les gustan, pero les atrae mucho más ver cómo se elaboran, porque muchos quieren incursionar en esto, quieren saber cómo se hace una”, comenta.
En el Festival Cumbre Tajín, Dante, imparte un taller en que transmite su técnica, que ha estado puliendo durante 14 años.
“Esto me permite hacer una máscara por día, no quiere decir que hago 365 máscaras (al año), hago 20 máscaras mínimo por mes”, apunta.
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— Cumbre Tajín (@CumbreTajin) March 21, 2025
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Ceremonia totonaca de 500 años
La elaboración de máscaras es sólo una de las atracciones de la Cumbre Tajín, junto a la icónica ceremonia de los voladores de Papantla.
“Una actividad que forma parte del origen de Cumbre Tajín y que además es una de las actividades imperdibles para quienes asisten a este festival”, pondera Dante.
“Es una ceremonia que nosotros realizamos, tiene más de 500 años, la realizaban anteriormente nuestros ancestros totonacas. Cada uno que vuela representa un elemento, ya sea fuego, aire, tierra agua”.
El descenso de los voladores al suelo, recuerda Dante, representa la caída de la lluvia, que contribuye a la fertilidad de las plantas.
La ceremonia, sin embargo, comienza mucho antes de subir al poste y arrojarse.
“Nosotros empezamos allá donde tenemos nuestro altar de nuestro protector San Miguel. Nosotros empezamos allá para poder pedirle permiso y que nos proteja de la altura”, explica Dante.
El vuelo de Papantla también se enseña a niñas y niños en el parque Takilhsukut, sede de la Cumbre Tajín.
“La enseñanza dura unos tres o cuatro años en aprender a danzar, aprender a amarrarse y a perder el miedo poco a poco“, comenta.
El encuentro cultural continúa desarrollándose en Veracruz hasta el domingo 23 de marzo.