Una selección de códices de pueblos mesoamericanos se expone desde este martes en el Rockefeller Center de Nueva York, para conmemorar los 500 años de la caída de Tenochtitlán -hoy Ciudad de México- y los 200 años de su independencia.
Lo que se sabe de la historia del México prehispánico se debe sobre todo a manuscritos o códices que detallan su día a día o sus conocimientos.
Esta primera exposición pospandemia en el emblemático edificio neoyorquino muestra media docena de réplicas de algunos de los códices más conocidos que ofrecen información sobre religión, historia, economía, geografía o astronomía.
Estos códices eran plasmados por los amanuenses o “tlacuilo”, según el vocablo nahua que significa el “que escribe pintando”, aunque el nombre variaba según la región.
Los códices eran la forma en que las culturas precolombinas meditaban sobre ellas mismas y el universo que las rodeaba”, recordó el cónsul general de México en Nueva York, Jorge Islas López.
Entre las piezas más representativas, se encuentra el códice Borbónico, un documento pictográfico de origen mexica que plasma, en una larga tira de papel amate (fibra de maguey), un calendario ritual de 260 días y los ritos asociados a cada una de las 18 ceremonias anuales. Normalmente está conservado en la Biblioteca Nacional de Francia.
También destaca el Dresde, un libro maya, que se cree es el escrito más antiguo de América que ha llegado a nuestros días y que se guarda en la Biblioteca Real de la ciudad alemana de Dresde.
Otra pieza de la exposición es El códice Boturini o Tira de la Peregrinación, que relata el viaje de 187 años de los llamados Tenochas-mexicas desde la mítica Atlzán hasta el valle de México, en el que fundaron la ciudad de Tenochtitlán, donde se asienta la actual capital mexicana.
Las 21 láminas y media que lo conforman miden 5.49 metros de altura y son consideradas uno de los documentos fundacionales de la historia de México. Se cree que pueden estar basadas o ser una copia de un documento más antiguo, señalan los organizadores.
A estas piezas únicas se suman otros como El Códice Durán, el Mendocino, o El Códice Badiano, considerado como el texto más antiguo de medicina escrito en América, que muestra el conocimiento médico de los indígenas basado en la observación y las plantas.