En el sur de la Ciudad de México se erige un templo de piedra volcánica, es el Museo Anahuacalli de Diego Rivera. Construido en 1941 entre plantas desérticas y terreno pedregoso, vestigio de la erupción del volcán Xitle, el Anahuacalli tiene una arquitectura única en sintonía con el entorno que fusiona elementos precolombinos y arte moderno.
Durante septiembre, el recinto museístico exhibirá más de 30 obras del pintor de origen alemán Robert Janitz en los tres niveles del edificio y los exteriores del conjunto arquitectónico.
La muestra incluye pinturas, esculturas de gran formato y un NFT. Varias piezas fueron hechas específicamente para esta exposición, como es el caso de Abejas del futuro y las cuatro esculturas talladas en basalto y cantera provenientes del Estado de México y Michoacán.
“Conocí el edificio hace tres años estaba fascinado por su poder arquitectural, sus materiales, su colección. Usé la paleta de las obras que hice aquí. No todas están hechas para la exposición, pero todas están en su influencia de mi vida en México”, detalló el pintor Robert Janitz.
Robert Janitz recrea en su obra enredadas fumarolas, plantas hechas de aluminio y volcanes encendidos en colores ardientes.
El artista dejó que paisajes como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl lo atravesaran para crear las piezas de su primera exposición en México y Latinoamérica.
“Me parece que encajan perfectamente con la temática del museo. No desentonan. Y siento que son perfectas para estar siendo expuestas acá”, dijo Alejandro, visitante del Museo Anahuacalli.
Robert Janitz y Diego Rivera, artistas nacidos entre montañas
Al igual que Diego Rivera, Robert Janitz nació entre montañas. Diego pasó su infancia en Guanajuato, que en purépecha significa “cerro de ranas”. Robert creció en Alsfeld, en Alemania central, muy cerca de la gran franja basáltica de Vogelsberg, cuya traducción es “monte de pájaros”.
Robert y Diego comparten una forma rocosa de pensar y un vocabulario propio de esos niños que se divirtieron juntando piedras. Parecería que ambos poseen un mismo ADN geológico, un origen mineral.
Robert Janitz produce una experiencia casi metafísica y espiritual, similar a lo que sucede cuando se susurra un mantra.
Con cada versión el artista dispersa partículas a lo largo del multiverso, elementos que se comunican entre sí con señales de humo que van dejando rastro y se materializan en esta dimensión.
Hasta el 11 de septiembre Janitz estará en las paredes del Anahuacalli, los boletos para la expo pueden adquirirse en taquilla o en la página del museo: https://museoanahuacalli.org.mx/.