Mientras el papel picado celebra el viento, varios instrumentos callados al tiempo que otros suenan para gozo del oído y un baile improvisado, ánimo festivo para que en Garibaldi el silencio no alcance a los mariachis en el día de Santa Cecilia.
Ramas de pino y flores, en medio de la Plaza Garibaldi, enmarcan la consagrada figura de Santa Cecilia. Existen distintas versiones sobre el origen de su veneración, unas afirman que al morir como mártir entonó cantos a dios, otras que fue durante su boda.
Aquí, el reflejo del vidrio que la protege nubla a simple vista su atavío con adornos en plata y oro y un arpa de madera casi de su estatura.
La patrona de los músicos en su día, y a sus pies, tiene rosas rojas y los mariachis en sana distancia, le prodigan un discreto festejo.
Si le tocamos las mañanitas a la virgen. ¿Desde ayer? Si a las 12 y en la mañana se hizo una misa aquí en una iglesia que está aquí enfrente”, José Antonio, violinista.
De pronto, una cantante espontánea, una cámara de televisión y un mariachi, suficientes atractivos para extinguir la prudencia y la cercanía va en aumento.
Desgraciadamente hay veces que no entendemos lo que se nos indica yo les indiqué a todos mis compañeros que hiciéramos todo porque la salud es primero”, Víctor Sánchez, secretario general de la Unión Mexicana de Mariachis.
En total, mil 610 miembros tienen el registro de la Unión Mexicana de Mariachis, han fallecido 17 por Covid y a la fecha no tienen reporte de músicos contagiados.
Por más carrera detrás de posibles clientes las contrataciones a un 30 por ciento de lo normal, ellos buscan la confianza de la gente y destacan que siguen con rigor el protocolo sanitario.
Subimos a la camioneta de igual manera desinfectarnos para no infectarnos y no infectar a nuestros clientes”, Pedro Briseño, violinista.
Aun con menos peticiones de música que en tiempos normales, los mariachis en el día de Santa Cecilia cantan, sueñan y sobreviven.