Todas las creaciones de Juan José Gurrola entrañan una provocación.
Era un crítico irreverente, que encontró en el arte una forma de cuestionar los valores de su época para demostrar que incluso los códigos éticos y morales son transitorios.
Era un hombre digamos iconoclasta, incendiario, que le gustaba poner en tela de juicio todo, el Status Quo, digamos, lo aceptado como normal’’, afirmó Mauricio Marcin, curador del Museo Carrillo Gil.
Aunque recibió reconocimiento por su aporte al teatro, su impulso creador era bastante inquieto como para limitarse al arte dramático.
Fue menos conocida su incursión en el cine experimental, arquitectura y pintura, explorando el erotismo, el poder de la negatividad o la ironía de los ideales.
“Le interesaba hacer una pintura que fuera rebelde, que no fuera bien comprendida, muchas veces dijo que él deliberadamente era un mal pintor, porque no le interesaba hacer la pintura que ya estaba comprendida por el público’’, consideró Mauricio Marcin.
Otras facetas de Juan José Gurrola, en la exposición “Todo está perdido“, hasta el 6 de marzo, en el Museo Carrillo Gil.