La naturaleza y las cosas cotidianas, pueden ser musicales. La percusión de una olla, el sonido de los zapatos al caminar, todo puede ser parte de una melodía.
Así fue cómo surgió la música concreta, descontextualizando los sonidos de su entorno natural, como lo hace Alejandro Escuer, flautista y compositor.
Y digamos que la magia de la técnica que utilizo está en que precisamente incorpore sonidos del mundo real; podría decirse que es música concreta, a mí me gusta integrar el sonido del aire, el sonido de la arena, de agua, de vidrio, de lija”, Alejandro Escuer, compositor, director de Onix Ensamble.
La magia está en incorporar una técnica de dominio del instrumento tradicional con un exploración del mundo nuevo. Con el mundo diferente que es el mundo del SXX y del SXIX”, Alejandro Escuer.
Escuer, tiene 11 discos publicados como solista, y 11 con su Onix Ensamble.
Una de las cosas que más me ha interesado en mi carrera es dar a conocer música original, música que está en la punta de lanza, de la música que nunca antes se ha escrito”, comentó el compositor y director de Onix Ensamble.
En este caso, la función social de la música como ésta, es sorprender, es hacerte viajar, y experimentar cosas que nunca antes habías experimentado”, Alejandro Escuer.
Las nominaciones internacionales de los premios Just Plain Folks Music Organization, que toman en cuenta a más de 50 mil discos de músicos independientes, acaban de otorgarle dos galardones a Alejandro Escuer: uno por mejor álbum experimental para su disco “Flying, música para flauta y electrónica”; y el segundo por el mejor track de música experimental.
Es el segundo disco que publiqué. El primero se llama Aqua y es el primer disco en México de música electrónica con instrumento solista”, Alejandro Escuer, compositor, director de Onix Ensamble.
El compositor invita a escuchar su material pues, dice, es un viaje por lugares inesperados… de sonidos de la cotidianeidad musicalizados, sintetizadores, etcétera; una experiencia sonora que está en todos los rincones, en cualquier pedacito de espacio que ocupamos, donde, aun sin saberlo, había música.