Con la avenida Masaryk cerrada, Polanco se convirtió en un festín de caminantes este fin de semana, donde todos estaban expectantes de los arreglos de un Festival de Flores, motivo para la foto.
Cerca de ahí, alrededor de dos mil personas se dieron cita para escuchar música en vivo al aire libre bajo el cobijo del Teatro Ángela Peralta, en la Vigésima Edición del Festival de Jazz de Polanco.
“La gente lo está recibiendo muy muy bien, y ya se quitó el estereotipo de que el jazz es solo para gente muy especial, esto es abierto, hay muchos niños y jóvenes, todos”, comentó Eddie Schwarz, director del Festival de Jazz de Polanco.
Además del platillo auditivo, hubo premios disponibles para el paladar, desde la comodidad de las gradas ventiladas.
Desde 2013 comenzó este festival, hasta tomar su ritmo con cuatro sesiones al año -dos en abril y dos en diciembre-, y en esta ocasión cerró un pianista consumado: Héctor Infanzón.
“Un nuevo proyecto que es a trío con mis queridos amigos Enrique Natividad e Iván Barrera; es un nuevo proyecto con música original que vamos a presentar aquí”, expresó el pianista.
Este teatro inaugurado en 1938, alude al Hollywood Bowl de Los Ángeles. Es un diseño del arquitecto Enrique Aragón Echegaray, a quien se debe también el Monumento a los Niños Héroes.
Aquí destaca bajo la Luna y cielo gris, la concha acústica que contribuye a la nitidez del jazz que cada vez llega a más personas.
“Creo que en todo el mundo hay un ambiente diferente, no sólo porque es jazz, sino porque es una nueva generación de improvisadores en la cual me incluyo, cuya práctica de la improvisación está llevando a experimentar música nueva”, agregó Héctor Infanzón.
Apenas dejaron de sonar composiciones recientes del trío de Infanzón, comenzó la cuenta regresiva para la siguiente sesión en diciembre, del Festival de Jazz de Polanco.