La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) dedicarán un homenaje a la reconocida pintora Lucinda Urrusti, quien falleció el pasado 25 de marzo de este año.
La artista plástica será recordada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes este 27 de junio, a las 19:00 horas, con la proyección del documental “Conversación de Lucinda Urrusti y Jaime Moreno Villarreal”, dirigido por Juan Francisco Urrusti.
Además, se realizará una charla en la que participarán, entre otras personalidades: el cineasta, la profesora de Historia del arte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, Yolanda Guasch Marí; el especialista del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), Eduardo Espinosa, y el poeta, ensayista y traductor literario Jaime Moreno Villarreal.
La mesa será moderada por la coordinadora nacional de Artes Visuales, Lluvia Sepúlveda, y se contará con la presencia de familiares y amigos de la artista.
¿Quién es Lucinda Urrusti?
Nació en Melilla, en 1929, ciudad autónoma norafricana perteneciente a España. Llegó a México a los 10 años con sus padres, en 1939, en calidad de refugiada de la Guerra Civil Española, en un “barco de libertad”. Estudió en “La Esmeralda,” tomó clases de dibujo con Jesús Guerrero Galván, de fresco con Federico Cantú y de óleo con Agustín Lazo.
Fue miembro del Salón de la Plástica Mexicana, fue parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte en 2009 y 2012. La maestra Lucinda Urrusti se desarrolló principalmente como pintora, aunque también exploró el dibujo, la gráfica, la cerámica, el bodegón y el retrato, géneros más conocidos en su obra.
Además, pintó a grandes figuras de la cultura latinoamericana, entre ellos a Juan Rulfo, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Jaime García Terrés y Carlos Fuentes, por mencionar algunos que conforman un relato visual de la época.
Su mayor colección se encuentra en El Colegio Nacional, donde realizó el retrato de muchos nuevos integrantes. Su estilo se alejó del muralismo imperante de la época. Contemporánea a la generación de La Ruptura, participó en exposiciones colectivas con Lilia Carrillo, Alberto Gironella, Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Pedro y Rafael Coronel, entre otros.
Las figuras de sus obras parecen desvanecerse y dar cabida al juego entre luz y espacio. Su estilo es único y se aproxima al informalismo de la segunda mitad del siglo XX, donde los materiales guardan una importancia primordial, aunque también se le ha descrito como impresionista y abstracta. En su obra convergen colores, texturas, formas geométricas, pero también naturaleza muerta, animales, objetos comunes y figuras humanas.