De los aproximadamente tres mil piezas que integran el acervo cerámico de la Colección Maya del Museo Nacional de Antropología (MNA), alrededor de dos terceras partes tienen un bajo grado de deterioro y cerca de mil, moderado; sin embargo, 30 son casos diagnósticos de los efectos más nocivos que las sales provocan en estos materiales arqueológicos.
Como parte del Proyecto de Conservación de Obra Arqueológica, en el último año y medio un equipo del Laboratorio de Conservación del MNA ha trabajado en la comprobación de un método que permite erradicar, de la forma menos invasiva posible, las sales que minan la estructura de estos objetos milenarios, informó la especialista Claudia Blas Rojas.
Encontramos que el ciclododecano (un hidrocarburo orgánico, consolidante y fijativo temporal) y el mentol son usados para fijar tintas solubles en papel. Entonces diseñamos una metodología a partir de pruebas, toma de tiempos, observación del comportamiento de los materiales en probetas y la composición de una paleta de colores que diera problemáticas similares a las observadas en los materiales originales.
A la par de la actualización del catálogo de la Colección Maya, que lleva a cabo el curador Daniel Juárez Cossío, el proyecto elaboró un diagnóstico que le permitió determinar que el deterioro por sales afecta a prácticamente todo el conjunto cerámico resguardado en bodega, en dichos porcentajes.
La problemática atañe al crecimiento salino en las piezas. No obstante, Claudia Blas distingue que mientras los carbonatos y los sulfatos se presentan en forma de concreciones y velos que afectan la legibilidad de las obras, los nitratos y los cloruros (sales solubles) son enemigos silenciosos e implacables que van empujando el poro del barro a un nivel microscópico y terminan por destrozar la estructura del objeto, ocasionando el fenómeno de pulverulencia.
Ese es el punto medular de este proyecto, trabajar con estas piezas de una forma más segura para la desalinización, el cual es un procedimiento dilatado porque requiere su sometimiento a sistemas acuosos, dejarlas secar y monitorear el grado de sales que se han ido retirando”, sentencian los conservadores.
Su presencia puede deberse a la materia prima seleccionada para elaborar las piezas, al arrastre de materiales durante el tiempo de enterramiento o al uso de productos incompatibles en intervenciones anteriores, lo que puede generar crecimientos salinos que presionan a los materiales de restauración. En estos casos, dado los riesgos de retirar las sales, es preferible estabilizar el objeto y monitorear sus condiciones ambientales, principalmente de humedad.
El equipo, integrado por Claudia Blas y los restauradores Natalia Silva Rodríguez y David Alberto Flores Rosas, explica que el retiro de sales solubles suele efectuarse con tratamientos a base de agua en estado líquido; sin embargo, las piezas procedentes de la isla de Jaina requieren de un método que minimice los riesgos de su intervención, debido a que poseen mucha decoración postcocción en colores azul, amarillo, rojo, rosa, negro y blanco.
En la comparación de datos, el ciclododecano resultó más viable porque implicaba que la pieza iba a estar libre de fijativo, sin que tuviéramos que incidir de nuevo en ella. Esto se debe a que es un material apreciado para el fijado, que es el proceso previo a la desalinización, porque puede sublimar. La sublimación o volatilización es un fenómeno que se basa en modificar el estado sólido de un material por el gaseoso, sin necesidad de llevarlo hacia el estado líquido.
Ese es el punto medular de este proyecto, trabajar con estas piezas de una forma más segura para la desalinización, el cual es un procedimiento dilatado porque requiere su sometimiento a sistemas acuosos, dejarlas secar y monitorear el grado de sales que se han ido retirando”, sentencian los conservadores.