Desde pequeñas las llenaron de obligaciones: ser hermosas, sumisas y aprender las labores de cuidado, esas ideas parecían inofensivas, pero en realidad iban construyendo la forma en la que esperaban que se comportaran las mujeres.
Este tipo de violencias normalizadas y naturalizadas son las que retrata Alejandra del Castillo y Moisés del Castillo, en su libro “Siempre estuve en riesgo”.
La violencia esta normalizada y naturalizada desde hace montón de años, un objetivo primordial es visibilizarla porque es una herramienta para las mujeres ponerle nombre y decir “soy víctima de violencia económica, de violencia sexual”, aseguró Alejandra del Castillo, coautora de “Siempre estuve en Riesgo’’.
Si les preguntamos a las mujeres, todas hemos estado en una situación de abuso y creo que es importante que niñas, mujeres y adolescentes puedan decir que no y sean respetadas.
Desde las violencias más sutiles, el acoso, la cultura de la violación, maternidad no deseada, violencia obstétrica y hasta el feminicidio son algunos de los temas a los que les ponen el rostro de 17 mujeres, quienes en su mayoría habitan en las periferias.
Todos los días salen mujeres de trabajar y no regresan a sus casas, son temas delicados que tenemos que debatir entre todos, es muy preocupante que esta violencia sigue en escalada y no vemos soluciones a corto plazo’’, afirmó Moisés del Castillo, coautor de “Siempre estuve en Riesgo’’.
Con esta obra, los autores buscan que se puedan reconocer los diferentes tipos de agresiones que se han instalado en las relaciones personales, señalarlas y romper con ellas.
La forma de contar es poner a las mujeres y dejarlas que nos cuenten su historia, y lo que sucede es que espejean con otras mujeres y eso es muy importante porque es cuando te planteas “yo he estado ahí” y lo puedo nombrar y lo puedo visibilizar peor también pensar en soluciones, en que a la primera señal de violencia puedo detenerla’’, aseguró Alejandra del Castillo, coautora de “Siempre estuve en Riesgo’’.
“Siempre estuve en riesgo” es un libro que no sólo busca ofrecer testimonios sobre una realidad en la que alrededor de 10 mujeres son asesinadas al día, en nuestro país; sino que además propone ser una herramienta activa de cambio social.