¿Tatuajes con más de cinco mil años de antigüedad? Sí, las marcas distintivas han estado presentes en la cultura humana desde hace miles de años.
Actualmente, el valor de esta forma de arte corporal pasa por ámbitos que van más allá de lo estético, según da cuenta la investigación titulada “Lo que perdura: el tatuaje como herramienta para la identificación forense”.
El análisis de Laura Corrales Blanco, doctorante en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), propone una metodología que ayudaría a órganos judiciales, fiscalías o servicios médicos forenses, así como a quienes sufren la desaparición de un ser querido, a lograr identificaciones más ágiles en la materia… sí, a través de los tatuajes.
“El tatuaje puede individualizar, lo cual reduce los universos de búsqueda, así como actuar como complemento a otras técnicas forenses, pero también logra identificar si pensamos en las pocas posibilidades que existen de que dos personas tengan la misma cantidad de tatuajes, con los mismos diseños, colores y ubicaciones”, señaló la investigadora.
Ante mortem y post mortem de los desaparecidos
Corrales Blanco formó parte de un equipo de cooperación internacional que, a través del tatuaje, autenticó la identidad de algunas personas que permanecían en calidad de desconocidas.
En materia forense, explicó, hay dos tipos de formularios que se usan en caso de desaparición:
- Ante mortem (AM): consiste en los datos que los familiares o allegados de la persona brindan al momento de hacer una denuncia
- Post mortem (PM): llenado con la información observada por los especialistas que intervienen en los procesos de necropsias
De esta forma, la tesis de Laura Corrales, además de brindar un estado de la cuestión sobre el cuerpo, el tatuaje y el poshumanismo, aborda la percepción social y la criminalización que subsiste en torno al tatuaje, incluso, cuando en México hay leyes contra esa forma de discriminación.
“Lo que hacíamos era vaciar los formularios AM y PM en una base de datos e ir filtrando, por ejemplo, si en un PM teníamos a un femenino con un tatuaje de mariposa en el dedo anular derecho, contrastábamos con el AM y, si había una coincidencia, procedíamos con fotografías o estudios de ADN para confirmar al 100% la identidad”, detalló.
Metodología: los tatuajes como identificadores forenses
La metodología que el trabajo propone, retoma informes sobre personas tatuadas y sin identificar, obtenidos de la Plataforma Nacional de Transparencia.
Asimismo, valora datos generados mediante entrevistas a mexicanos tatuados, no tatuados, tatuadores, familiares de personas desaparecidas y trabajadores del sistema forense, con miras a conocer el rol de esta manifestación y sus implicaciones en los procesos de identificación.
“En las oficinas de búsqueda hay aspectos por mejorar a la hora de preguntar y consignar señas particulares, como los tatuajes. Y en el caso de familiares o seres queridos es necesario dejar de lado estereotipos, y conocer las características y partes en los que las personas están tatuadas, ya que tan sólo un dato equivocado puede llevar a una identificación fallida”, aseguró.
La tesis de la también maestra en Antropología Física por la ENAH, fue reconocida por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como Mejor Tesis de Maestría en la edición 2023 de los Premios INAH.
Por lo anterior, la especialista destacó la importancia de estímulos como los Premios INAH, ya que dijo, ponen el foco en investigaciones con objetivos no sólo académicos, sino que repercuten en temas de “alta sensibilidad a nivel nacional”.