
Después de la llegada de los españoles y la derrota de Cuzco, los incas decidieron adentrarse en la selva para fundar otra ciudad en la que estuvieran a salvo del acecho de los conquistadores.
Para hablar del origen de la misteriosa ciudadela “Vilcabamba la Grande”, debemos remontarnos al verano de 1537, cuando el emperador Atahualpa fue capturado y ejecutado por la gente de Francisco Pizarro.
La revista Blanco y Negro ,en su última publicación, habla del nacimiento de este enclave que se convirtió en un mito y que ha sido buscado por multitud de expedicionarios y arqueólogos.
“Tras ser derrotado, Atahualpa se retiró con muchos miles de sus fieles al Valle Real del río Urubamba, con el objetivo de establecer allí otro reino bajo la protección natural de la formidable cordillera de Vilcabamba. Manco y sus súbditos se llevaron allí todos sus tesoros y, desde su fortaleza, siguieron acosando durante años a las tropas españolas. Las incursiones de los incas continuaron a pesar de los esfuerzos de los españoles por encontrar y destruir su nueva capital”.
La nueva ciudad inca fue fundada por Manco en 1539, en un lugar remoto y prácticamente inaccesible, se dice que se requería varios días de camino a pie por terrenos difíciles para llegar a Vilcabamba, donde los incas resistieron a los españoles durante décadas y desde el que emprendieron una campaña de guerrillas para alejarlos.
Se trataba de un lugar escondido en lo alto de las montañas, en medio de la selva, hasta que, en 1572, el general Hurtado de Arbieto entró en la ciudad, capturó al último emperador inca, Tupac Amaru, y se lo llevó a Cuzco para ejecutarlo.
¿Sabías que por buscar Vilcabamba se descubrió Machu Picchu?
El explorador estadounidense, Hiram Bingham, en su obsesión por encontrar Vilcabamba, dio con otro de los grandes tesoros de Perú, Machu Picchu: fue descubierta por él en 1911. Pero a pesar de seguir buscando la misteriosa ciudad inca, Bingham se empeñó en defender hasta su muerte, en 1956, que Machu Picchu era la última capital.

La última capital del imperio inca
Hubo muchas otras expediciones que trataban de dar con el paradero de la ciudad mejor escondida del mundo. Francesas, italianas, norteamericanas y peruanas durante años recorrieron el distrito de Vilcabamba, entre ellas cabe citar las dirigidas por Luis Ángel Aragón, en 1943, y Santander Caselli, en 1965.
Pero el periodista español, Santiago Valle, ha protagonizado numerosas expediciones a la región desde 1990 y asegura que otras ruinas descubiertas por él correspondían a la mítica “Vilcabamba la Grande”.
De hecho, en julio de 2022, del Valle anunció que dentro de otra expedición “Hatun Vilcabamba-Tovar 2022” iba a realizar la primera gran prospección arqueológica en aquel territorio con el sistema LiDAR (de sus siglas en inglés Light Detection And Ranging), una tecnología que permite medir distancias desde un emisor láser a un objeto o superficie.

Así, comentaba: “vamos a hacer visibles las estructuras prehispánicas que se encuentran ocultas bajo una gruesa capa de vegetación acumulada durante más de cuatrocientos años de abandono, resolviendo un misterio de siglos, tras 25 años de investigación y exploraciones en la sierra de Vilcabamba”.
De acuerdo con Valle, la verdadera última capital de los incas se encuentra realmente cubierta de vegetación en una zona despoblada de muy difícil acceso, “protegida por barrancos y cataratas en las estribaciones del Nevado Choquesafra, que tiene 5.184 metros de altitud”.
Pero la realidad es que hasta nuestros días, ningún explorador ha podido dar con “Vilcabamba la Grande”, denominada como la última capital del imperio inca.