El deporte tiene historias únicas y sorprendentes, demostrando que no hay obstáculos para poder cumplir una meta.
Ejemplo de ellos son las atletas de alto rendimiento que aún embarazadas, siguen entrenando y participando en competencias.
El ejemplo en estos días fue la atleta estadounidense Lindsay Flach, quien sorprendió al mundo al competir embarazada, en las siete competiciones de heptatlón, buscando ser seleccionada para participar en los Juegos Olímpicos.
Lindsay de 31 años y con casi 5 meses de gestación, corrió los 200 metros planos, hizo salto de altura, de longitud, lanzó bala y jabalina, completó los 100 metros con vallas y se retiró en la competencia de 800 metros, prueba que abandonó, con apenas 100 metros recorridos.
Pero Lindsay no ha sido la única atleta que ha competido embarazada.
Serena Williams participó y ganó el abierto de Australia en 2017 con 8 semanas de embarazo.
La atleta norteamericana Alysia Montaño lo hizo 2 veces. Primero en el campeonato estadounidenses de 2014, entonces tenía ocho meses, y el segundo en 2017, cuando con cinco meses de embarazo participó en los 800 metros planos.
En los Olímpicos de Londres 2012, la voleibolista Kerry Walsh-Jennings, con 5 semanas de embarazo, compitió y ganó medalla de oro.
Sin embargo, aunque hay personas que lo consideran extraordinario y hasta elogian el acto, también hay quienes critican a las atletas por considerar que lo que hacen es un riesgo tanto para ella como para el bebé.