Black Power en México 68: un saludo que marcó la historia del deporte
En 1968, al subir al podio, los atletas olímpicos Tommie Smith y John Carlos alzaron la voz contra el racismo.
Los Juegos Olímpicos de 1968 celebrados en México pasaron a la historia no sólo por ser los primeros en celebrarse en América Latina, sino por ser los primeros en los que se escuchó la voz de un sector población que históricamente ha sufrido violencia y discriminación.
La noche del 16 de octubre de 1968, luego de llevarse a cabo la prueba de 200 metros, los estadounidenses Tommie Smith (medalla de oro) y John Carlos (medalla de bronce), junto con el australiano Peter Norman (medalla de plata), se llevaron la noche, pero lo que vino después en la ceremonia de premiación le dio la vuelta al mundo y a 56 años sigue resonando.
Ante el asombro del mundo que seguía la trasmisión vía satélite, los dos atletas afroamericanos subieron al podio descalzos, con las mangas dobladas, y después de recibir sus respectivas medallas, alzaron el puño y agacharon la cabeza en señal de protesta contra los actos de racismo de los que eran víctimas las personas afrodescendientes en Estados Unidos.
Black Power, Poder Negro
El Black Power fue un movimiento social que entre 1960 y 1970 vivió su cenit en Estados Unidos, y formó parte del activismo afroestadounidense contra el racismo, la segregación racial y por el reconocimiento de los derechos civiles de dicha comunidad.
Ambos atletas tenían previsto usar guantes negros en la ceremonia de premiación, pero John Carlos olvidó los suyos, por lo que el australiano Peter Norman les propuso que cada uno usara un guante, de ahí que Carlos llevara puesto el guante izquierdo de Smith y alzase su puño izquierdo en lugar del derecho (tradicionalmente usada en el saludo del Black Power).
Smith, además, portaba un pañuelo negro alrededor de su cuello, que representaba el orgullo negro.
“Nuestro gesto no era sólo el grito de dos negros. Lo hicimos por la humanidad, dijo Tommie Smith años después.
“Si gano soy estadounidense, no un negro estadounidense”
Este conmovedor gesto de protesta nació en un momento convulso en la historia de Estados Unidos, ya que meses antes de celebrarse la justa olímpica de entonces, fue asesinado Martin Luther King en Memphis, icónico líder defensor de los derechos civiles, en especial de las personas afrodescendientes, mientras el país norteamericano se volcaba a las calles en protesta por la guerra de Vietnam que se llevaba la vida de miles de personas.
“Si gano soy estadounidense, no un negro estadounidense. Pero si hago algo malo entonces ellos dirían ‘negro’. Somos negros y estamos orgullosos de serlo”, aseguró John Carlos.
Aquel histórico gesto fue replicado por otros atletas como Lee Evans, Larry James y Ronald Freeman, quienes realizaron el mismo saludo, los icónicos Bob Beamon y Ralph Boston hicieron los propio cuando subieron al podio.
Aquel histórico hecho causó indignación en el Comité Olímpico Internacional (COI), que en voz de Avery Brundage, presidente del organismo, dicho gesto era una “violación deliberada y violenta de los principios fundamentales del espíritu olímpico”, por lo que exhortó al Comité Olímpico de Estados Unidos a expulsar a los dos atletas.
Una vez concluidos los Juegos Olímpicos de 1968, ambos atletas regresaron a su país, y el mundo pareció venírseles encima pese a sus triunfos, ya que ambos tuvieron que enfrentarse al estigma y a la persecución.
Con el paso del tiempo, los movimientos sociales ganaron peso, y Tommie Smith y John Carlos recibieron homenajes en todo el mundo. La Universidad de San José, donde ambos estudiaron, colocó una estatua conmemorativa de aquel saludo en 1968, y fueron reconocidos como héroes.
En la actualidad, Tommi Smith viaja por todo el mundo contando a los jóvenes su experiencia y defendiendo la igualdad y los derechos humanos. Por su parte, John Carlos trabaja como entrenador de atletismo.
En 2008 el Comité Olímpico Mexicano rindió un homenaje a los dos atletas que protestaron contra el racismo en su país.
Este 16 de octubre se cumplen 56 años de aquel histórico episodio en que Tommie Smith y John Carlos demostraron al mundo cómo el deporte no es ajeno a los derechos humanos.
Murales, estatuas y hasta películas se han hecho para conmemorar este hito en la historia del deporte.