¿Será con un formato revisado o se respetará el plan de un torneo en doce países diferentes? ¿Habrá público en la grada o los estadios estarán vacíos?
A 100 días del inicio de la Eurocopa de futbol, el 11 de junio, la incertidumbre planea sobre esta competición.
El COVID-19 ya obligó a retrasar el evento un año, de 2020 a 2021, y amenaza con condicionar cómo se disputará finalmente.
La UEFA planeó este torneo con doce sedes, de Dublín a Bakú pasando por Copenhague, Bilbao o San Petersburgo. Antes de unas semifinales y una final en Londres.
El formato se anunciaba ya complejo. Se ha convertido en casi insostenible con la pandemia”, estima Loïc Ravenel, colaborador científico del Observatorio del Fútbol CIES de Neuchâtel (Suiza).
El aplazamiento del torneo a 2021, decidido en marzo del pasado año, hacía pensar en que en ese tiempo la pandemia podría estar solucionada o muy encauzada.
El optimismo fue mayor cuando las competiciones deportivas fueron reanudándose a lo largo de 2020 y con la llegada progresiva de las vacunas.
Pero desde enero, la multiplicación de las variantes del COVID-19 siembra muchísimas dudas y las restricciones de viajes en Europa perturban de nuevo los calendarios deportivos.
Oficialmente, la UEFA mantiene que no hay razón para el pánico y la instancia mantiene el plan inicial. Únicamente ha retrasado de marzo a principios de abril el momento de definir, “ciudad a ciudad”, su protocolo sanitario.