Aunque en Tokio no pudo subir a lo más alto del podio, el judoca Eduardo Ávila cumplió el sueño de colgarse una medalla en la tierra donde nació el judo, se llevó el bronce, su cuarta medalla en Juegos Paralímpicos.
Me siento bien, me siento satisfecho pero con una espinita que me quedé muy cerca de llegar a la final. Creo que es de las medallas que más he trabajado”, comentó Eduardo Ávila.
“Judoman” como es conocido, a pesar de ya haber participado en varias justas Paralímpicas, Tokio y la pandemia le dejaron grandes lecciones.
Fueron unos juegos que me di cuenta que tenía que dedicarme a yo a buscar la forma de entrenar y no esperar un día más, de pararme en Conade y decir ya no puedo esperar un día más porque tengo que entrenar y de buscar soluciones, eso me deja Tokio”, mencionó Eduardo Ávila.
Eduardo sufre debilidad visual debido a un daño en el nervio óptico por un golpe que se provocó al caer de pequeño en la bicicleta, no cuenta con vista periférica y solo distingue siluetas.
A pesar de su discapacidad desde pequeño ha practicado deporte con personas convencionales, pero gracias a una invitación de la judoca paralímpica Lenia Ruvalbaca descubrió el judo adaptado, en 2007 su inspiración es la taekwondoín María del Rosario Espinosa y hoy es uno de los mejores atletas de nuestro país.
María Espinosa creo que es, bueno no creo, es la máxima atleta de todos los tiempos en México, no hay quien haya ganado lo que ha ganado María, aparte está en un deporte de combate también, me inspiraba verla competir”, dijo Eduardo Ávila.
Terminó Tokio y Eduardo ya se prepara para Paris 2024.