El pebetero olímpico ya ilumina el cielo de Tokio
Este día, los ojos del mundo estuvieron puestos en Tokio. Tras un año de espera, el fuego olímpico ya arde en la capital japonesa.
Unos juegos que se veían imposibles, estuvieron a punto de ser cancelados, incluso, hace unas semanas, hoy hicieron historia, al ser los primeros en ser inaugurados sin público en las gradas.
En una ceremonia donde se rindió homenaje, con un largo silencio, a quienes ya no están con nosotros a causa del COVID-19.
Los bailes y la cultura nipona invadieron el Estadio Nacional y deslumbraron al mundo virtual que les seguían. Después llegó uno de los momentos más esperados. La entrada de los protagonistas de este magno evento, los atletas.
Como dicta la tradición de Olimpia, Grecia, cuna de los juegos, abrió la gala. Le siguieron atletas sin nación, que por segunda ocasión representan al equipo olímpico de refugiados.
Detrás de Myanmar, y encabezada por la golfista, Gaby López, y el clavadista Romel Pacheco, entró la delegación mexicana. Todos vestidos con el traje “tehuana oaxaqueño”. 158 deportistas que buscarán una medalla.
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¡Los #JuegosOlímpicos de Verano # Tokyo2020 han comenzado oficialmente! 🎆
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El desfile de gala en el que participaron 204 delegaciones, concluyó con la presentación de los atletas anfitriones de la nación del sol naciente.
Con una coreografía interpretada por niños y jóvenes, fue presentado el logotipo de estos juegos.
Le siguió una danza aérea de drones que mediante rectángulos y triángulos dieron forma en el aire, al símbolo oficial de esta justa olímpica.
Uno de los momentos más divertidos, fue la presentación de los pictogramas con los que se identificarán las 50 disciplinas de estos juegos.
Y llegó el turno del gran final, la pregunta que todo mundo se hacía ¿cómo se encendería el pebetero? La flama olímpica llegaba al Estadio Nacional de Japón, de la mano de dos atletas nipones multimedallistas.
El fuego fue pasado de mano en mano y de generación en generación, trabajadores de salud portaron la antorcha hasta en un grupo de niños que la entregó a la tenista, Naomi Osaka, la encargada de subir las escaleras hacia el pebetero que emula el legendario monte Fuji.
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