El equipo mexicano no logró superar a Estados Unidos en la final de la Liga de Naciones de Concacaf, y la tercera vez no fue la vencida, como dijo el entrenador Jaime Lozano.
México se mostró temeroso, sin ideas y con poco ritmo ante su máximo rival, quien se convirtió en tricampeón con una victoria por 2-0.
El planteamiento del equipo mexicano tuvo una variación respecto al partido anterior contra Panamá, pero la inesperada baja de Julián Quiñones afectó al equipo.
A pesar de contar con jugadores como el Chucky Lozano, México no logró intimidar a un equipo estadounidense que lució potente desde el inicio.
Estados Unidos comenzó con fortaleza, con jugadores como Pulisic destacando en el área mexicana.
A pesar del sacrificio intenso en las bandas y los esfuerzos de jugadores como Henry Martín, México no logró generar ataques efectivos.
El primer tiempo finalizó con Estados Unidos en ventaja, y a pesar de los intentos del equipo mexicano por reaccionar en la segunda mitad, el segundo gol estadounidense agravó la situación. A pesar de los intentos de cambio en la alineación, México no logró revertir el marcador.
El resultado fue una derrota para México ante Estados Unidos, con la paternidad estadounidense continuando sin importar quién esté en el banquillo nacional.
A pesar de los intentos de reacción del equipo mexicano, la superioridad estadounidense prevaleció en la final de la Liga de Naciones de Concacaf.
El partido se vio empañado por incidentes de grito homofóbico por parte de algunos aficionados mexicanos, lo que llevó a la suspensión del juego en dos ocasiones.
El grito homofóbico, que ha sido un problema persistente en los partidos de fútbol en México, ha generado controversia y sanciones.
La FIFA y la CONCACAF, entre otros, han tomado medidas para abordar este comportamiento, incluyendo la aplicación de multas y la posibilidad de jugar partidos a puerta cerrada.