Max Mosley, expresidente de FIA y de Fórmula 1, se suicidó disparándose en la cabeza después de enterarse que le quedaban pocas semanas de vida debido a un cáncer terminal, concluyó esta semana una investigación de las autoridades británicas.
Mosley murió en mayo de 2021, a los 81 años de edad, en su casa de Londres. La investigación forense reveló que el exjefe de la F1 sufría de linfoma difuso de células grandes B, un cáncer que afecta a las células inmunitarias, y que había agotado “todas las opciones de tratamiento” y no tenía cura. La enfermedad le provocaba dolores crónicos de intestino y vejiga, por lo que habló con sus allegados sobre sus planes de quitarse la vida.
El día de su muerte, en la puerta de la habitación donde fue hallado sin vida se encontró una nota que decía “no entre, llame a la Policía”. Junto a su cuerpo yacía otra nota en la que escribió: “No tuve otra opción“.
Medios en Reino Unido informaron de que el Tribunal Forense de Westminster escuchó que Mosley “estaba recibiendo cuidados paliativos por un linfoma” tras ser diagnosticado en 2019. También que había compartido sus planes y dejó una nota de suicidio.
La policía acudió a la casa de Mosley el 23 de mayo y los agentes encontraron a Mosley en su cama con una escopeta.
“Era obvio que había usado la escopeta para sí mismo con una lesión que puso fin a su vida”, dijo el forense, que dictaminó que la muerte de Mosley fue un suicidio.