A diferencia de los ruidosos ambientes de los Juegos Panamericanos, en un pequeño palco del cuarto piso del Estadio Nacional de Santiago -en Chile- el silencio es la norma. Allí, dos adolescentes con Trastorno de Espectro Autista (TEA) tienen un espacio reservado para disfrutar del deporte.
Para María Gracia Villegas, de 15 años, estar expuesta a la música, las voces del público, la competencia y hasta el viento, podrían afectarla al nivel de hacerla gritar o agredirse a ella misma.
“Si el entorno no es empático, no hubiese sido cómodo para ella. Hay tranquilidad aquí”, aseguró María Graciela Astorquiza, la madre de María Gracia, quienes por primera vez pueden asistir a un evento deportivo.
Este espacio del Estadio Nacional, sede principal de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, cuenta con una puerta acústica de 65 milímetros de espesor y forrado en goma, lo que baja el ruido considerablemente.
Allí la adolescente deja de lado su timidez inicial, se ríe y se pega al vidrio del palco para ver a las deportistas competir en el atletismo.
El lugar es un alivio también para Sofía Ceresa, de 12 años. Para llegar al palco, la niña tuvo que usar unos audífonos que le aíslan el ruido, muy presente en un evento deportivo.
“Me he sentido bastante cómoda. Me gusta no tener que ocupar mis audífonos”, afirma Sofía Ceresa mientras sostiene un peluche de la mascota oficial del evento.
Su madre, Mónica Paipa, tuvo especial cuidado en el camino al estadio, ya que el autismo de su hija provoca que escuche y sienta “todo muy cerca”.
“Si va caminando y un perro le ladra, se agarra la cabeza, es el fin del mundo”, cuenta Paipa.
Según un documento de la Cámara de Diputados de Chile, en 2022 uno de cada 51 niños o adolescentes fueron diagnosticados con TEA. Chile supera a países como Estados Unidos (1 de cada 59), México (1 de 115), España (1 de 100) y Colombia (1 de 68), de acuerdo al informe.
“Ambiente más seguro”
Mónica Paipa asegura que de no contar con esta sala especial, su hija tendría que estar siempre con sus audífonos.
“Que haya espacios así es bien difícil de encontrar. Ahora se siente en un ambiente más seguro”, destacó Paipa.
En marzo de este año Chile promulgó la Ley del Trastorno de Espectro Autista, que busca asegurar derechos a las personas con este diagnóstico, como su inclusión social y educativa.
“Vivimos en una sociedad donde hablamos mucho de respeto, de inclusión, pero no somos capaces de ser empáticos con el otro. Esto hace una demostración real de lo que es una sana convivencia”, agregó María Graciela Astorquiza.