La historia de la vida de Maradona siempre tuvo dos rostros.
Su magia con el balón conquistó al mundo, pero conforme llegaba la fama y los éxitos deportivos, también crecieron sus conflictos y excesos.
La cocaína fue uno de sus rivales más difíciles de vencer. La conoció en la etapa en que militó en el Barcelona y cuando llegó al Nápoles su adicción no tuvo freno.
Grandes fiestas con drogas y mujeres fueron parte de su vida en Italia.
Incluso un examen médico positivo por cocaína le costó una suspensión de 15 meses en la Liga Italiana. Cuando volvió a Argentina, meses después fue acusado por posesión de drogas.
En el Mundial de Estados Unidos 1994, resultó positivo en otro examen antidoping por efedrina, hecho que marcó su adiós de la albiceleste con la famosa frase: “me cortaron las piernas”.
Conforme avanzaron los años su salud fue menguando.
Problemas de alta presión arterial y obesidad lo llevaron a usar un bypass gástrico, cuadros de depresión, cálculos renales y la última cirugía en la cabeza, formaron parte de su historial clínico.
Lamentablemente, siempre estuvo acompañado por las drogas y el alcohol, vicios que mantuvo hasta sus últimos días.