La pasión por el fútbol no conoce distancias. Un silbatazo al otro lado del mundo detona nervios, emociones, adrenalina y sacude al máximo los corazones de toda una nación.
Tan es así que ni 14 mil kilómetros, un océano y un continente fueron capaces de frenar los sentimientos que la afición mexicana tuvo por el debut del equipo tricolor ante Polonia, en la Justa Mundialista.
En la capital del país, desde la zona centro hasta el oriente, miles y miles de aficionados se reunieron en una sola voz y alentar a los dirigidos por el Tata Martino. Así, el Himno Nacional retumbó en los aires.
En el Monumento a la Revolución y en el barco utopía en Iztapalapa, los colores de la selección no faltaron; el verde, blanco y rojo, se manifestaron en las playeras, sombreros y máscaras de lucha libre.
“Creo que puede pasar cualquier cosa, la verdad tengo mucha fe, es un mundial diferente, y vamos a ser campeones del mundo ¿por qué no?”, dijo Esteban, un aficionado,
También Daniel se expresó: “Me tuve que despertar a las 3 de la mañana para ver el de Argentina y ya no dormí, a las 2 entró a la escuela, pero con tal de ver a la selección”, dijo.
90 minutos llenos de emociones, desde la alegría, hasta el nerviosismo y jubilo; con gargantas fundidas a la espera del grito de gol, pero roncas con el grito de emoción, al ver la atajada penal del que hoy es el héroe mexicano: Memo Ochoa.
“Ahora si Argentina le vamos a meter gol, hoy tuvimos A un Ochoa que nos salvó y nos hizo ser más grandes también”, dijio Roberto Rosas.
Y Juan comentó que el equipo mexicano estuvo dominando “y Memo Ochoa, es un Dios, nos salvó de la derrota y esperemos que contra Argentina si podamos ganar”.
“La verdad bien estoy muy bien y pues ese penal que paro Memo Ochoa de Lewandowski estuvo muy bien”, dio Dónovan.
“Me hubiera gustado que metiera un gol, la verdad que fue un partido muy duro, gracias a Memo Ochoa que paró el penal decisivo”, consideró José Luis.
Y es que las y los aficionados mexicanos son incondicionales, leales, están hechos de ganas de creer, de tener una buena, a pesar del pasado del TRI, a pesar de su presente.