Los capitanes de siete equipos europeos planeaban usar los brazaletes ‘OneLove’ en los partidos del Mundial de Qatar 2022; sin embargo, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) prohibió su uso.
¿Qué significa el brazalete ‘OneLove’?
Los brazaletes ‘OneLove’ se lanzaron originalmente en 2020 como parte de una campaña de inclusión de la Real Asociación Holandesa de Fútbol (KNVB), que se opone a la discriminación por motivos de raza, color de piel, orientación sexual, cultura, fe, nacionalidad, género, edad y todas las demás formas de discriminación.
El diseño presenta una bandera de arcoíris en forma de corazón con un número uno en el medio, rodeada por el texto “One Love” a cada lado y las palabras “football connects” en cursiva debajo.
Los capitanes de Inglaterra, Gales, Bélgica, los Países Bajos, Suiza, Alemania y Dinamarca planeaban usar los brazaletes para protestar ante las leyes de Qatar contra las relaciones entre personas del mismo sexo.
Registro de Qatar en materia de derechos LGBTIQ+
La homosexualidad es ilegal en el país musulmán, y algunos jugadores de fútbol han expresado su preocupación por los aficionados que viajan al evento, especialmente las personas y mujeres lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT), contra quienes los grupos de derechos dicen que las leyes de Qatar discriminan.
A la preocupación colectiva se sumó que hace dos semanas, Khalid Salman, embajador de la Copa del Mundo de Qatar y ex internacional, dijo a la emisora alemana ZDF que la homosexualidad era un “daño mental“, y agregó que cualquiera que vaya a Qatar debe aceptar las reglas de esa nación.
Los organizadores de la Copa del Mundo han dicho repetidamente que todos, sin importar su orientación sexual o antecedentes, son bienvenidos durante el torneo.
En tanto, Nasser Al Khater, director ejecutivo de la Copa del Mundo de 2022, ha dicho que los fanáticos LGBTIQ+ que ingresen al país no tendrían que preocuparse por “persecución de ningún tipo”, y describió a Qatar como un “país tolerante”.
¿Por qué los países decidieron no usar el brazalete?
En un comunicado conjunto, las asociaciones de fútbol de los países que planeaban usar el brazalete dijeron que la FIFA había amenazado con emitir tarjetas amarillas a cualquier jugador que lo llevara puesto.
De acuerdo con las reglas de la FIFA, el equipamiento del equipo no debe tener lemas, declaraciones o imágenes políticas, religiosas o personales, y durante las competencias finales de la FIFA, el capitán de cada equipo “debe usar el brazalete de capitán proporcionado por la FIFA“.
Gales dijo que los países involucrados habían estado preparados para pagar multas que normalmente se aplicarían a las infracciones de las regulaciones del equipo, pero las sanciones deportivas habían ido demasiado lejos.
Por su parte, el presidente de la Asociación Alemana de Fútbol, Bernd Neuendorf, dijo que aunque la decisión de la FIFA no tenía precedentes, era injusto que los jugadores asumieran la responsabilidad de las posibles consecuencias si decidían usarlo de todos modos.
La Federación Holandesa de Fútbol dijo que había tomado la decisión de no usar el brazalete con “el corazón apesadumbrado”.
Grupos externos al fútbol
La medida atrajo críticas rápidas y mordaces de grupos que representan a la comunidad LGBTIQ+ .
“Más que decepcionante que el silencio y la desviación de @FIFAWorldCup y @FIFAcom signifique que los capitanes europeos enfrenten partidos iniciales con tarjetas amarillas por tratar de resaltar problemas relacionados con los derechos humanos”, dijo 3LionsPride, un grupo que representa a los aficionados ingleses.
Amnistía Internacional dijo que la FIFA no estaba manteniendo sus propios valores y responsabilidades.
La Europa del Norte, minoría combativa
Escrutando las posturas de sus 211 federaciones miembro, en particular de las 32 selecciones participantes en el la Justa Mundialista 2022, la instancia del fútbol podría pensar que iba a pasar un torneo libre de sustos: la mayoría de ellas no expresaba ninguna crítica pública contra Qatar ni le reprochaba la criminalización de las relaciones homosexuales.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, muy vehemente el sábado para señalar a los “predicadores de lecciones” occidentales, no se expone a grandes riesgos: se dirige hacia una reelección para un tercer mandato el próximo marzo, cuando será el único candidato en liza, con un sistema en el que cada federación dispone de un voto, se trate de Alemania o de Trinidad y Tobago.
Sin embargo, a la organización con sede en Zúrich, interpelada a diario sobre el caso, le cuesta justificar la coherencia entre “la inclusividad” de la que presume y el rechazo a permitir que los capitanes de siete selecciones europeas (Alemania, Dinamarca, Inglaterra, Bélgica, Países Bajos, Gales, Suiza) puedan lucir el brazalete antihomofobia ‘One Love’.
Amenazas en secreto
Las federaciones afectadas han lamentado la decisión, pero es sobre todo la forma lo que las ha enervado: solicitada desde hace meses para autorizar o no ese brazalete colorado, la FIFA no dio ninguna respuesta clara antes del torneo.
Por correo, su presidente Gianni Infantino propagó un mensaje difuso, exhortando a las 32 participantes en el Mundial a “concentrarse en el fútbol”, sin dejar que el deporte rey “sea arrastrado en cada batalla ideológica y política”.
Y hubo que esperar al lunes para que las siete federaciones que deseaban lucir el brazalete tirasen finalmente la toalla: revelando haber sido amenazadas con sanciones deportivas nunca hechas públicas, quisieron evitar ese riesgo a sus equipos.
Sin embargo los dirigentes y jugadores de los países aludidos, además de sus convicciones personales, se topan con “una presión social que les lleva a mostrar su conformidad con las corrientes de los tiempos actuales”, estima Pim Verschuuren, especialista de geopolítica del deporte en la universidad de Rennes II.
Cada cual su símbolo
No extraña pues la variedad de respuestas adoptadas desde el lunes 21 de noviembre, la más espectacular la de los jugadores alemanes el miércoles, que se taparon la boca con la mano en la tradicional foto de equipo antes de su partido contra Japón (triunfo asiático luego por 2-1).
“Con las redes sociales, tenemos una instanteneidad del gesto político. En unos minutos, el de los alemanes fue visto por varios millones de personas”, observa Pim Verschuuren.
Ninguna otra selección les ha imitado, aunque los galeses desplegaron una bandera arcoíris el miércoles en su campo base de Doha, y sus aficionados portaron el lunes gorros multicolores durante el partido Gales-Estados Unidos, confiscados en ciertos casos por la seguridad del estadio.
En la vertiente política, la ministra alemana de Interior, y después la ministra belga de Asuntos Exteriores lucieron el brazalete ‘One Love’ en el palco presidencial el miércoles.
¿Hacia un procedimiento judicial?
Para la FIFA, la amenaza más seria se prepara sin embargo entre bastidores: la Federación Alemana de Fútbol (DFB) indicó el martes que prepara un recurso contra la prohibición de brazaletes ante el Tribunal Arbitral del Deporte, una iniciativa contemplada por su homóloga inglesa y seguida con atención por los otros países.
Pero lo que está en juego va más allá del brazalete, e incluso del fútbol: el debate afecta a la libertad de expresión de los deportistas, tradicionalmente muy restringida sobre el terreno de juego, pero cada vez más reivindicada postrando una rodilla en tierra o con gestos y declaraciones de los deportistas.
Y todas las instancias deportivas saben de lo arriesgado de esta vía: “No son los organismos los que escriben las normas, son las asociaciones mundiales, que deben gestionar enormes diferencias religiosas, sociales y políticas. Hasta ahí, el apoliticismo fue su mejor argumento para vender las competiciones”, indica Pim Verschuuren.