Los Pumas de la UNAM pegaron primero y sacaron un gol de visitante del estadio Hidalgo. Con la estimulación del recuerdo de su ídolo, Diego Armando Maradona, Favio Álvarez le pegó a balón desde afuera del área con potencia, colocación, y el recuerdo de todo lo que la figura del astro argentino significó para él.
El balón hizo un efecto que logró dejar sin posibilidades a Ustari, quien sólo se lanzó para hacer más bella la obra. Con rostro serio, Favio corrió a la cámara, se quitó el jersey y lo mostró a la cámara con el número 10 al frente.
Pachuca fue el que más probó, el que más intentó y el que más posesión tuvo, pero no le alcanzó, 0-1 final. Los capitalinos lograron mantener el cero y consiguieron el gol de visitante, mismo que podría ser factor en la serie.
Los equipos no le dieron tiempo de asentar los nervios a los aficionados. En cuando Galván Basulto decretó el inicio de las acciones, rápido vino el peligro. Dos de los equipos más verticales del torneo se mantuvieron fieles a su estilo. Pardo inició más participativo por los Tuzos, mientras que a los auriazules los impulsó Waller.
Si había alguien inspirado dentro del campo por hacer un poema de gol, ese era el argentino Favio Álvarez. Luego de una buena pared con Pablo Vigon, el “Firulete” prendió el balón desde el centro del área y la puso en la escuadra.
En su festejo, con semblante serio, se quitó su playera, mostró el dorsal a la cámara y mandó la dedicatoria al cielo, a su ídolo.