El Banco Central de Rusia subió por séptima vez consecutiva su tasa de interés de referencia, de un punto porcentual al 8.50%, una señal para contrarrestar la inflación que preocupa a los rusos y amenaza a la economía.
“La inflación está creciendo más rápido de lo previsto por el Banco de Rusia”, señaló el banco en un comunicado, recordando que las cifras de octubre y noviembre habían alcanzado “un récord en los últimos seis años”, y sugiriendo que eran posibles futuras subidas de los tipos de interés.
Rusia no ha experimentado un nivel de inflación tan alto desde 2016 y la tasa de interés de referencia no ha sido tan alta desde 2017.
Aunque desde el pico del 8.4% anual registrado en noviembre los precios al consumidor se desaceleraron a principios de diciembre, fueron las expectativas de inflación las que explotaron. Esto significa que los rusos esperan un fuerte aumento de los precios, lo que repercute en su comportamiento y, por lo tanto, en el conjunto de la economía.
En diciembre, las expectativas de inflación de la población oscilaban entre 13.5% y 14.8%.
La inflación, galopante desde hace meses, mina el poder adquisitivo de los rusos, que tienen pocos ahorros, y resulta un rompecabezas para las autoridades, instándoles a introducir medidas como cuotas de exportación o un control gubernamental de los precios de algunos alimentos.
Para contener los precios, el Banco Central -que quiere reducir la inflación al 4%- ha iniciado un ciclo de subida de su tasa de interés de referencia.
En noviembre, la jefa del banco Elvira Nabiulina, juzgó que la inflación era “un desastre que empobrece a la gente”.
El tasa de interés de referencia es el principal instrumento de lucha contra la inflación. En este sentido, el Banco Central ha criticado las medidas de control de precios adoptadas por el gobierno, subrayando su peligro para la economía y preconizando pagos directos a las poblaciones más frágiles.
La próxima reunión de política monetaria de la institución monetaria está prevista para el 11 de febrero.