Economía

La pesca, uno de los motores económicos de Acapulco

Estas son algunas de las historias de los pescadores acapulqueños, quienes han sobrevivido a tiburones y a perderse en altamar.

“Este Pescado se llama barrilete, es preparado a la mexicana, lo que son puros filetitos”

Este delicioso final feliz es parte de una cadena de sacrificio: la pesca, uno de los motores de Acapulco.

Dependiendo la especie, la pesca puede llevar unas horas o hasta tres días en altamar, a bordo de frágiles embarcaciones.

“Salimos a las seis de la mañana y regresamos a las dos de la tarde cuando es pescar ribereña; cuando es pesca a profundidad, Altamar, agarramos peñuela, dorado, atún, marlín y en esa nos vamos como a 30 millas aproximadamente”, explicó uno de los pescadores al que sus amigos llaman “Gordo”.

Ser pescador no es fácil, pues como lo cuenta “El Diablo”, uno de los más experimentados en este tema, tienes que tener mucha resistencia, “pues imagínese, allá no hay sombra, en la lancha estar allí, se pone uno al toldo y estar pescando allí por tres días”.

La pesca del tiburón, permitida en temporadas específicas por la capitanía de puerto, implica un riesgo constante, incluso cuando van en las embarcaciones.

“Una de las historias, es que de repente crees que ya mataste el animal y lo subes a la lancha y te empieza a tirar mordidas; entonces, sí es peligroso, me entiendes, porque, es decir, si te muerde el tiburón es el pedazo completo, muerde, abre, cierra la boca, tuerce y es donde corta”, contó otro de los pescadores.

Otro riesgo para los pescadores son los caprichos del mar, porque un día les puede tocar aguas mansas y después, puede tornarse en tempestad al paso de las horas.

Las embarcaciones se vuelven los juguetes del océano. “El Capitán Macarena” se extravió un mes en las aguas del pacífico, pero la fortaleza mental fue su aliada.

“Entre más lejos estás, más quietud hay, dentro de altamar, lo que siempre le voy a decir a toda la gente que está viendo este reportaje, que mantengan la sangre fría, la mente fría, porque si se altera tu sistema nervioso ¿qué es lo que puede pasar?, vas a ver visiones, te vas a quedar viendo que ya está cerca tu playa, y allí te vienen a comer los tiburones”, aconsejó José Gómez, conocido como “Capitán Macarena”.

Hoy vive para contarlo y cantar su historia, una historia que se parece a la de muchos acapulqueños y acapulqueñas que hoy han regresado a sus oficios para poner de pie al puerto tras el paso del huracán “Otis”.

La máxima del “Capi Macarena”, tras sobrevivir al naufragio y después del huracán, es que un buen pescado vale lo que vale.

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