Economía

Las crisis económica y laboral en la industria restaurantera

Más de 50 personas de la industria restaurantera se manifestaron con cacerolas y cucharas frente a Palacio Nacional para exigir la reapertura de sus locales. Tras la crisis económica y la parálisis urbana, cocineros, meseros y cantineros salieron a las calles para abrir sus locales en un acto de protesta. 

 

Minerva Brión tiene 46 años y es el sustento de un hogar donde viven seis personas: hermanos, hijos y su madre. Llego a la marcha con su uniforme de trabajo y habló con Once Noticias con el rostro bajo una mica, googles, guantes y un cubrebocas “kn95”.

 

Ya pasaron las navidades y reyes. Uno pensaría que gasta menos, pero no es así. Es muy difícil esta época porque ahorita que los niños no van a la escuela y todo es en la casa, uno gasta más. Nosotros que somos de una clase trabajadora, vivimos al día”, dice la mujer con 16 años de experiencia en la cocina de restaurantes.

 

En México, el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) registró 500 mil negocios dedicados al servicio de alimentos y bebidas.

 

Según datos de la Cámara Nacional de la industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (CANIRAC), los ingresos económicos en el sector restaurantero decrecieron un 40% desde el inicio del primer distanciamiento social en marzo pasado. 

 

Se prevé que cierren 122 mil restaurantes y cantinas en todo el país, lo que equivaldría a 2 millones 187 mil personas sin empleo.

 

En la Ciudad de México, se han registrado 10 mil restaurantes cerrados y 50 mil familias sin empleo.  “La verdad la situación es muy difícil para nosotros y para todo el mundo, pero somos trabajadores informales. En estos empleos no nos dan nada más que nuestras propinas y un salario mínimo”, comenta Minerva. 

 

Son pocos los lugares donde nos pueden dar las prestaciones de ley. La mayoría de nosotros no tenemos esos derechos y pues, si nos cortan el trabajo, nos dejan en la calle. Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar. Yo soy madre soltera y ya no sé qué hacer”, dijo a Once Noticias.

 

Tras los gastos y la pandemia, Minerva comentó que la confianza de su economía la encontró en la comunidad donde vive, y no en las grandes corporaciones bancarias. 

 

Ahorita sí ya me endeudé bastante, no con el banco, porque esos no son nada confiables, pero con amigos o la casa de empeño. Algo que uno pueda solventar”. 

 

Junto a Minerva estaba Sergio Flores con una cartulina que decía “Abrimos o Morimos”.

 

Sergio comentó sobre los estragos de la económica y añadió que hay problemas físicos y psicosociales que impactaron durante la pandemia a quienes estaban en el ramo de alimentos y bebidas.

 

Son muchos los que nos fuimos con el recorte de personal. De 22 que éramos, ya sólo quedamos ocho. Pegó sobre todo en los restaurantes de gama media, los que no son multinacionales ni tienen una cadena grande. Nosotros los pequeños somos los más afectados”, indica Sergio.

 

“La sensación es una enorme frustración. Mira a todos lados: está todo cerrado. Tenemos la promesa de que en cuanto abran tendremos trabajo, pero no sabemos cuándo pase. Eso también afecta emocionalmente, porque sabes que sí vas a regresar a trabajar, pero no sabes cuándo”.

 

Tras la protesta en el Zócalo capitalino, se dirigieron a la colonia Juárez para hacer la apertura simultánea en todos los locales. Antes de salir del cuadro central la Ciudad, personal del Gobierno local ofreció un dialogo con los trabajadores. 

 

Fue un logro adelantar la apertura del local mañana (12 de enero) y agradecemos que las autoridades pudieran empatizar un poco con nosotros. Todo será con las mejores medidas sanitarias, sin poner en riesgo a los compañeros o a los comensales. Ya nada más falta que los clientes se quiten el miedo”, dijo Sergio Flores, uno de los voceros del movimiento de restauranteros.

 

Las necesidades de los trabajadores informales obligaron a que las medidas de sanidad se adapten a los mexicanos y, a pesar de que el semáforo rojo se extendió hasta el 17 de enero en la CDMX, algunos restaurantes y cantinas abrirán sus puertas para mañana, esperando las propinas de quienes utilicen sus servicios.

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