México y Estados Unidos tienen una gran oportunidad para plantear un mercado de maíces libres de transgénicos, que no generaría riesgos a la economía.
Por el contrario, beneficiaría a la población, la salud y a los productores locales, afirmaron expertos asociados a la organización “Sin Maíz no Hay País”.
En 2020, el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador prohibió producir o importar maíz genéticamente modificado para 2024. Más tarde, optó por permitirlo para la alimentación de animales y procesamiento en diversas industrias hasta que se encuentre un sustituto al grano.
“Y todos ganamos con la apertura de mercados fuertes para maíces no transgénicos y de calidad; pierden Monsanto, Bayer, Syngenta, Cargill, Step Field, ADM, Maseca y los otros que quieren seguir castigando a los agricultores no sólo en México, sino en Estados Unidos y Canadá”, dijo el investigador del Instituto para la Agricultura y Políticas Comerciales de Estados Unidos, Timothy Wise.
Este acontecimiento sucede a propósito de que la administración del estadounidense, Joe Biden, ha pedido a México justificar científicamente su política antitransgénica, así como el decreto presidencial de marzo pasado, que prohíbe esas semillas para hacer tortillas.
“Muchos agricultores comparten con sus contrapartes en México la oposición al poder extremo de las transnacionales y el derecho de México de consumir el maíz que quiera”, dijo Timothy Wise.
Las y los especialistas indicaron que México puede decidir los maíces que le convienen, y que en Estados Unidos hay productores que están a favor de ello.
Aunque reconocieron que un nuevo intercambio sin transgénicos sería complejo, pues en la Unión Americana sólo 5% de las parcelas produce sin esa tecnología y el mercado de México hoy demanda más de 16 millones de toneladas anuales.
“Necesitamos que haya apoyos para fondos locales de semillas. Precios de garantía que garanticen esa vida digna de las y los campesinos. Necesitamos una política pública integral”, apuntó el integrante de la Campaña Nacional “Sin Maíz No Hay País”, Malin Jönsson.
Un mercado libre de transgénicos es posible, dijeron, si se plantea formalmente el objetivo.