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Nueva York le dice adiós a los alquileres cortos de Airbnb

Los alquileres de costa duración se han convertido en un problema en ciudades turísticas como Nueva York, que ya le impuso restricciones precisas a Airbnb.

Airbnb está en la cuerda floja en Nueva York, ya que hace un mes, el 5 de septiembre, el Gobierno de la Gran Manzana comenzó a aplicar una medida que impactó con el negocio de esta plataforma tal y como se le conocía, pues le impuso una serie de limitaciones abaladas legalmente.

La principal restricción impuesta a Airbnb son los alquileres de corto plazo, pues desde la fecha señalada, la estancia mínima que se puede rentar en la plataforma es un mes.

Ya no se podrá ofrecer todo un apartamento únicamente para una semana o por tres días, por ejemplo.

Esta medida tiene el objetivo de diferenciar los alojamientos de Airbnb con los hoteles, y bajar los costos.

Aunque existe una excepción a esta regla, pues las estancias cortas son permitidas si el anfitrión vive en el apartamento y sólo está rentando una o dos habitaciones.

Los alquileres de costa duración se han convertido en un problema en ciudades turísticas como Nueva York, que ya le impuso restricciones precisas a Airbnb.

Otra de las medidas que impuso el Gobierno de Nueva York, es que ahora todos los anfitriones tienen la obligación de registrarse y comprobar que su actividad es legal. Algo que de acuerdo con Airbnb invade la privacidad de las personas.

Es importante recordar que la filosofía del origen de Airbnb era “Bed and Breakfast” (“cama y desayuno”), es decir, que buscaba que los viajeros pudieran llegar al hogar de otra persona que le ofreciera un sofá o una cama que no ocupara para descansa un par de días y además le diera de desayunar para seguir con su camino, pero con el paso de los años la plataforma tuvo un gran crecimiento en el que se perdió este objetivo.

Ante este panorama, el CEO de Airbnb, Brian Chesky, declaró que “el sistema está roto” y que tienen que hacer cambios desde la raíz. En su defensa, Chesky dijo que la empresa ha crecido mucho y se han perdido los valores originales.

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Otras ciudades que han puesto un freno a Airbnb

Además, Chesky ha reconocido el impacto de las restricciones impuestas por el ayuntamiento de Nueva York, pues otras grandes ciudades se pueden sumar, como Roma y Florencia en Italia, que ya prohibió los alquileres residenciales de corta duración en plataformas como Airbnb en su centro histórico, con el objetivo de liberar más viviendas para la población local.

Otras urbes que han puesto restricciones a la plataforma de hospedaje son París, donde están limitados a alquilar su residencia principal un máximo de 120 días al año. En Alemania son varias ciudades como Berlín, Múnich y Stuttgart, donde los anfitriones que alquilen más de la mitad de su propiedad a corto plazo están limitados a 10 semanas al año sin permiso.

A la lista también se suman Ámsterdam, Portugal, donde no se expiden licencias para Airbnb; en España las ciudades de Barcelona, Palma y Valencia también impusieron restricciones.

Así que la controversia en torno a Airbnb y su futuro en el negocio de alquileres temporales es aún incierto, pero lo que queda claro es que la empresa tiene que hacer grandes cambios para subsistir.

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