Golpeados por los aranceles chinos, los productores australianos de vino están tratando de ‘seducir’ a los cavistas de Londres, Seúl o Kuala Lumpur con la esperanza de compensar la disminución de ganancias causada por las tensiones con el gigante asiático.
Australia había ido ascendiendo gradualmente hasta el rango de primer proveedor de vino en China, muy por delante de Francia en valor y casi igual en volumen, gracias a un tratado libre comercio entre China y Australia que eliminó los impuestos al vino australiano en 2019.
Pero las relaciones entre los dos países comenzaron a deteriorarse en 2018, cuando Australia excluyó a Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones, de construir su red 5G, en nombre de la seguridad nacional y luego, dos años después, cuando Canberra pidió una investigación internacional sobre los orígenes de COVID-19.
En lo que se parece mucho a una represalia, Pekín impuso impuestos antidumping a los viticultores australianos a finales de 2020, lo que debería costarles al menos mil 500 millones de euros en los próximos cinco años, según un informe publicado por Abares, el organismo de investigación del Ministerio de agricultura de Australia.
Los impuestos varían entre 116.2 y 218.4%, lo que duplica o triplica el precio de la botella y se aplica a todos los vinos australianos en botella.
De esa manera, en el primer trimestre de 2021, las exportaciones de vino australiano a China se dividieron en 27 en comparación con el mismo periodo de 2020 y se situaron en 7.45 millones de euros, según el organismo gubernamental Wine Australia.
Australia presentó un recurso en junio ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar los impuestos.
No tengo ninguna duda de que ganaremos, pero eso no resolverá nuestro problema”, expresó Tony Battaglene, presidente de la principal industria vitícola, Australian Grape and Wine.
Por lo general, la OMC tarda de tres a cuatro años en emitir sus fallos. Y eso no impide que China lanzar una nueva investigación sobre el supuesto dumping”, agregó.
A finales de junio, menos de una semana después de la apelación australiana, China anunció que estaba abriendo un caso en la OMC contra las medidas antidumping adoptadas por Australia contra sus exportaciones de turbinas eólicas y otros productos manufacturados.