Con la llegada de COVID-19, diversas actividades vieron afectado su desarrollo a fin de contener el número de casos de contagio, una de ellas fue la educación mexicana, la cual tuvo que trasladar su forma presencial a clases en línea.
Cuestión que afectó a las y los estudiantes de preparatoria al aumentar sus actividades, presión y reducir sus espacios de esparcimiento.
En el programa “México Social-Expectativas profesionales de egresados de la Preparatoria Anexa a la Normal”, de El Once, así lo comentó el actual estudiante de psicología social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Saúl Cisneros Peralta, quien dijo que las clases en línea se tornaron “presas y estresantes” conforme pasaron los meses, debido a que era otro tipo de forma al que la mayoría del alumnado estaba acostumbrado.
“No es lo mismo aprender en un salón interactuando con tus compañeros, sabiendo de qué se está hablando. No tienes tantas dudas como cuando es una clase en línea. Las clases en línea realmente es complicado porque no prestas atención suficientes, los métodos pedagógicos no fueron hechos para que en realidad se dieran clases en línea”, aseveró.
En su opinión, sus clases no fueron “satisfactorias” como él esperó; sin embargo, reconoció que sus profesores y profesoras tuvieron la disposición para hacer las clases dinámicas, amenas y resolver dudas.
A estas dificultades, dijo la exestudiante de preparatoria, Natalia López Sánchez, se suman que algunos alumnos y alumnas se vieron obligados a salirse de sus casas y exponerse a contraer el virus porque en sus hogares no contaban con los recursos básicos para tomar clases en línea, es decir, Internet, una computadora y luz.
Estos obstáculos fueron una de las causas por las que la educación de ciertos estudiantes se vio interrumpida o desertaron.
Asimismo, un factor más que invernó en la educación, comentó Natalia López, fue la convivencia familiar, pues según ésta se diera (buena o mala) en el hogar repercutió en cómo la o el estudiante se desenvolvió en sus clases.
“Algunos tuvieron más problemas, tuvieron más violencia, en otro casos, la familia se unió más. Todos esos aspectos es importante ver qué pasó en la pandemia. Creo que ésta marcó mucho a todos los adolescentes porque fue una manera en ver cómo resolver problemas por cuenta propia”, resaltó.
Proyectos ante la pandemia
A fin de enfrentar estas problemáticas, contó el exestudiante de preparatoria y residente de Iztapalapa, Héctor Cristales Cruz, se unió con otros estudiantes para crear un proyecto en el que se escriben guiones de radios para después ser grabados y así la voz, sus preocupaciones y necesidades fueran escuchadas.
Queríamos que los chicos supieran que no sólo eran hechos, que habían más en una misma situación, que tal vez, los adultos no podían comprenderla. Por ejemplo, a nosotros nos costaba mucho trabajo no poder convivir, no sabíamos cómo saludarlos, o cómo dirigirnos. La convivencia familiar ayudó, pero también desintegró porque muchas familias no estaban acostumbradas a convivir agregó Carmen García Mandiola, exestudiante de preparatoria y participante del proyecto.
Por su parte, Natalia López Sánchez resaltó que con el regreso de actividades presenciales persiste en la sociedad un estigma hacia la vestimenta de las mujeres, es decir, que dependiendo la ropa que traigan se les encasilla dentro de un estereotipo de género y se sigue relacionado este factor con que aumenta o disminuye el riesgo de que sean violentadas en la calle, cuando no debe ser así.
Para López Sánchez las mujeres son aún responsabilizadas de la violencia que pueden padecer.
“Tú hiciste que esa persona te volteará a ver. Esa parte es cómo tener mucho cuidado a la hora de salir porque ya no sabes que si vas o no a regresa tu casa”, enfatizó.
En este regreso, expresó, el transporte se convirtió en otra dificultad, pues no es sencillo en el Estado de México y la inseguridad se presenta mayormente por la noches. Por ello, trata de tener sus traslados durante el día.
“Tampoco es un lugar donde digas tú: puedo salir, sin que me pase algo”, apuntó.
Sentires en una pintura
En su caso, el exestudiante de preparatoria, Luis Antonio García Noriega, comentó que su proyectos para combatir el estrés de la pandemia fue llevar a cabo una pintura o un video en el que se expresará cómo se sentían al tomar clases en línea.
Para ello, dijo, se llevó a cabo un cierta cantidad de encuestas a fin de reunir los sentires de las y los jóvenes.
Como resultado, obtuvieron que su estado anímico era la ansiedad, presión y miedo por el futuro. Todos éstos fueron representados con un reloj, un birrete y las manos dentro de una cara de forma de un grito.
“En ese momento me sentía triste, me sentía presionado porque no sabía lo que me esperaba después y tenía que cumplir con mis obligaciones como hijo”, mencionó.
Consumo de alcohol
En este tema, Héctor Cristales Cruz determinó que las y los jóvenes bajaron su consumo de alcohol gracias al confinamiento, ya que anteriormente se acostumbraba acudir o no clases y después acudir a un bar.
“Una vez en la casa, pues están bajo la vigilancia de los papás“, preciso.
Esta bebida, añadió, es utilizada muchas veces para reducir el estrés por problemas en casa.
“Es una salida a los problemas con los papás, todo va relacionado, desde la ansiedad, creo que los chicos lo toman como una salida fácil. No sabemos convivir de una manera sana”, manifestó Carmen García Mandiola.
Camino al futuro
Las y los jóvenes expresaron que sus deseos son desarrollarse en lo que decidieron estudiar, ahora en el nivel universitaria. Algunos de ellos quieren pertenecer a la academia como investigadores, otros avanzar en su carrera profesional a la par de sus hobbies, como la pintura, y unos más ingresando a la carrera que desean en el área de medicina.
“Me veo ayudando a personas que lo necesitan”, confesó Natalia López Sánchez, mientras que Carmen García Mandiola desea ser profesora de primaria.
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