El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo en un mitin con sus partidarios en las afueras de la Casa Blanca que nunca admitiría que perdió las elecciones.
Nunca nos rendiremos. Nunca concederemos”, dijo Trump a la multitud que lo vitoreaba.
Además, instó al vicepresidente Mike Pence a no certificar la victoria electoral de Joe Biden en una sesión del Congreso prevista para esta tarde.
Miles de seguidores del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, se reúnen en Washington para realizar una demostración de fuerza en el día que el Congreso debe certificar su derrota en las elecciones de noviembre.
Desafiando las consignas sanitarias, partidarios del magnate republicano llegados de todo el país se aglomeraban sin mascarilla en el metro, en su camino por una capital que vuelve a resguardar sus vitrinas con barricadas por temor a posibles desperfectos.
El presidente saliente, que continúa sin admitir la victoria de su rival demócrata Joe Biden, anima desde hace días a sus seguidores a que se junten en Washington durante esta jornada que será “loca”, según avanzó.
Katherine Caldwell, de 61 años, y su marido han venido adrede desde Oregón, a cinco días de camino por carretera, para apoyarle en esta cruzada.
Robaron la elección”, “estoy totalmente segura”, afirma una mujer que lleva un sombrero blanco de cowboy y agita una bandera roja con la inscripción “Trump es mi presidente”.
Otros asistentes portaban pancartas en las que se leía “Paren el robo”, el grito de guerra de quienes están convencidos de que la elección del 3 de noviembre estuvo trucada, pese a las negativas de los tribunales y de los responsables electorales.
Además de sus bases, decenas de legisladores republicanos, tanto de la Camára de Representantes como del Senado, siguen fieles a Donald Trump y prometieron expresar sus dudas en el recinto del Congreso, que debe registrar oficialemente el miércoles 6 de enero el voto de los grandes electores: 306 para Joe Biden y 232 para Donald Trump.
Sin embargo, sus objeciones no podrán cambiar el resultado de este proceso, el último antes de la toma de posesión del futuro presidente demócrata el 20 de enero, aunque podrían ralentizarlo.