“Bestia”, el cortometraje chileno nominado a los Premios Oscar, está basado en la vida de Ingrid Olderöck, una agente de la dictadura de Augusto Pinochet que se dedicó a “quebrar las almas” de mujeres torturándolas sexualmente hasta con perros adiestrados, contó su director, Hugo Covarrubias.
Cuando nos avisaron que estábamos seleccionados saltamos, nos abrazamos, lloramos”, cuenta Covarrubias en un estudio en el Centro Cultural Mapocho, exterminal de trenes de Santiago, donde durante tres años realizó este corto de 15 minutos, animado y sin diálogos que transmite las emociones más intensas de una historia real y siniestra durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En la producción trabajó un equipo de 20 personas que el 8 de febrero celebraron el último de los varios reconocimientos internacionales que ha sumado “Bestia”: la nominación al Oscar en la categoría de Mejor Cortometraje Animado, que la convierte en la decimotercera producción chilena que llega a esa instancia en Hollywood.
Antes ganó el Festival Clermont-Ferrand, el más relevante en cortometrajes, el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy y el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Covarrubias, de 44 años, cuenta que en 2016 decidió hacer series de personajes poco conocidos de la historia política de Chile.
Revisando libros y solicitando información a historiadores, un nombre se repetía como un gran prospecto para empezar: Ingrid Olderöck, una agente de la policía secreta de Pinochet que torturaba sexualmente a mujeres y adiestraba perros para estos vejámenes.
El historial de Olderöck, Hija de alemanes simpatizantes del nazismo, que se desarrolló en un centro de detención clandestino en Santiago, impactó a Covarrubias, quien decidió hacer este cortometraje con la técnica de animación Stop Motion, que consiste en dar movimiento a objetos o muñecos inanimados con fotografías de 12 o 24 cuadros por segundo.
¿Quién fue Ingrid Olderöck?
“Es una persona que encarna el mal que reinó en Chile en dictadura. Es un elemento que trabajaba para las esferas de poder de la dictadura. En su condición de ser mujer ella cumplía una labor que era entrenar a mujeres para que torturan mujeres”, comentó Hugo Covarrubias.
Asimismo, dijo que “una persona que se dedica a quebrar almas como ella obviamente tienen que haberle quebrado el alma en algún momento. Olderöck tenía muchas desviaciones mentales, era una mujer muy paranoica, llena de traumas que trataba de validarse constantemente”.