El mundo de la música se nutre de la energía sobre el escenario; el aplauso, los gritos y la adrenalina del público. Es una retroalimentación entre artistas y fans, que solo puede sentirse, palparse, en vivo.
Sin embargo, desde marzo pasado, el Covid-19 se convirtió en un problema de salud mundial.
Cada país comenzó a tomar las medidas necesarias. Confinamiento, cierres de negocios no esenciales, la sana distancia, afectaron a millones.
Uno de los ámbitos más golpeados fue, sin duda, la industria del entretenimiento: eventos pospuestos, giras canceladas, miles de empleos perdidos. Había que reinventarse.
Parte de la solución podía ser la tecnología; comenzaron los conciertos desde casa. Artistas que desde la sala, un balcón o un pequeño estudio, regalaban música para animar al mundo.
A mí se me ocurrió primero hacer ese concierto que hice que invité a Juanes, a los dos nos habían suspendido los conciertos en Colombia y de esa manera queríamos regalarle nuestro tiempo, nuestro trabajo a la gente para hacerle más llevadera la situación”, señaló Alejandro Sanz, músico.
Se desataron los conciertos en línea. La música volvía a escucharse, aunque a distancia y sin el aplauso del público.
“Tienes que echarle imaginación, entender que te está viendo mucha gente. Sí, es difícil, pero yo, por ejemplo, entre canción y canción aplaudía, yo a mí mismo, y yo creo que eso le causaba mucha risa a todos los que me estaban viendo y decía: “y rugía el estadiooo!” hay que tomarlo con filosofía y hay que tomarlo con buen humor”, dijo Aleks Syntek.
“Ha sido en sí experiencias que requieren de cierta inventiva de cierta capacidad de remodelarlo todo. El mundo se ha debido adaptar y yo creo que habido una creatividad más bien asociada a la supervivencia y a la adaptación y el ser humano siempre demuestra esta capacidad de adaptación y costumbres”, expresó Álvaro Díaz, creador de 31 minutos.
La falta de lugares para la música en vivo, no es nuevo para algunos.
“Para mí esto no es nuevo, la pandemia sí, pero eso de no tener sitios para tocar y tener que inventarte las alternativas que pueden ser desde el jardín de tu tía dónde iban tus primos y unos cuates a oírte hasta tocar incluso en el Auditorio Nacional vacío, como hemos hecho en los livestream en el Auditorio, que es el mejor lugar del mundo, pero sin gente es extraño, pero ahí estamos y estamos obviamente tratando de adaptarnos a estas formas de mostrar la música”, comentó Sabo Romo.
Otros aseguran que están acostumbrados al encierro, y pasan mucho tiempo a solas para componer.
“Profesionalmente esto ha sido un palazo al mundo de la cultura porque si hay sectores que están afectados todo el mundo, se sabe que nosotros vamos a hacer los últimos en ponernos a trabajar, pero claro, en la inspiración es todo lo contrario porque tenemos la obligación de encerrarnos y ponernos a crear. Pues así pasa, este año, después de este verano están saliendo discazos. Yo no paró de escuchar discos realmente buenos que a mí me están dando toda la alegría porque es el momento en que necesitamos más música que nunca”, indicó la cantante Rozalén.
Para algunos ha sido una merecida pausa en carreras de años. Canciones, discos y giras sin descanso, quedaron guardados para más tarde.
Mientras para mucha gente, incluso cercana, esta pandemia ha sido una cosa verdaderamente terrible, yo te puedo decir sin temor a equivocarme, que para mí ha sido un tiempo precioso, con todo y que no ha sido el mejor año, pero ha sido un tiempo precioso porque ha sido un tiempo más que de reinventar y reconstruir y que etcétera etcétera, ha sido un tiempo maravilloso de compartir, a partir de, eso, de que tenemos tiempo para hacerlo”, señaló Sabo Romo.
La música es la única que puede volar libre por el mundo y ella es la que, bondadosa, nos ayuda a esperar el día de volver a estar hombro con hombro disfrutando, sí, de un concierto en vivo.
“Tendrá que pasar el tiempo necesario para estar juntos entendemos que es por el bienestar de todos y seguro estoy que va a llegar ese momento y cuando llegué lo vamos a disfrutar mucho tanto ustedes como nosotros”, consideró Leonel Rosales, de Panteón Rococo.