Con una canción de protesta a favor del movimiento antirracista en Estados Unidos y uno de los éxitos más candentes del año, Beyonce podría poner fin el domingo a una racha de desaires en los premios Grammy, en una ceremonia en la que el mundo de la música intentará pasar página a un devastador 2020.
La usualmente deslumbrante gala será reducida, al igual que otras entregas de premios, a un evento parcialmente virtual con actuaciones en vivo y otras pregrabadas, siguiendo las restricciones de la era del coronavirus, que sacudió a la industria y forzó a los organizadores a aplazar la ceremonia.
La 63ª entrega anual de los Grammy llega casi un año después de que las salas de espectáculos grandes y pequeñas se vieron obligadas a cerrar en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia.
Para el espectáculo del domingo, Beyonce, cuyas continuas derrotas en las categorías principales han provocado una acalorada controversia, lidera la competencia con nueve nominaciones, seguida de Taylor Swift, Dua Lipa y Roddy Ricch, con seis cada uno.
Con sus 79 nominaciones en total, Beyonce es la artista femenina que más ha competido en la historia de los Grammy. Está empatada con Paul McCartney y tiene solo una postulación menos que su esposo, Jay-Z y Quincy Jones, quienes ostentan el récord con 80 cada uno.
Ahora su “Black Parade”, un tema lanzado en junio en medio de las explosivas protestas contra el racismo en todo el país después de otro caso de violencia policial mortal contra afroestadounidenses, está en liza por los honores de Grabación y Canción del Año.