Reino Unido, Canadá, Australia, Suiza y Singapur acordaron aprobar de forma acelerada las nuevas generaciones de vacunas contra las variantes del COVID-19, informó un consorcio que agrupa a los reguladores de medicamentos de estos cinco países.
Las vacunas contra el COVID-19 ya autorizadas, que están siendo modificadas para actuar con las nuevas cepas, no requerirán una nueva aprobación completa o ‘largos’ estudios clínicos”, informó un comunicado del regulador británico MHRA, asociado al consorcio ACCESS con las agencias de los otro cuatro países.
Esta decisión se basa en el procedimiento que ya se aplica a las vacunas de la gripe, modificadas cada año para hacer frente a las nuevas cepas del virus.
Los fabricantes de vacunas deberán aportar “pruebas sólidas” de la respuesta inmunitaria producida por el inyectable modificado, sin tener que pasar por los “largos” ensayos clínicos.
También tendrán que demostrar que el nuevo producto es “seguro y de la calidad requerida” y los reguladores podrán basar su decisión en los amplios ensayos originales y los estudios en curso sobre los efectos de las vacunas administradas a la población, precisaron.
Nuestra prioridad es suministrar vacunas eficaces lo más rápidamente posible, sin comprometer la seguridad”, afirmó el responsable de la MHRA, Christian Schneider.
Reino Unido, el país más castigado de Europa por la pandemia con casi 124 mil muertos, está llevando a cabo una de las campañas de vacunación contra el coronavirus más rápidas del mundo: casi 21 millones de personas han recibido una primera dosis en un país de 66 millones de habitantes que no prevé vacunar a los menores salvo excepciones.
Gracias a las vacunas, las autoridades británicas esperan levantar muy gradualmente el estricto confinamiento vigente desde principios de enero.
Sin embargo, los expertos temen que las nuevas variantes, incluida la surgida en Brasil y de la que se han identificado varios casos en Reino Unido, no sean tan efectivamente bloqueadas por las vacunas actuales.
Así, el grupo farmacéutico AstraZeneca, que ha desarrollado una vacuna con científicos de la universidad de Oxford, está trabajando en una nueva versión para hacer frente a las nuevas cepas, con la esperanza de que esté lista para este otoño.