En Rusia, este fin de semana, a bajas temperaturas y en medio de la nieve, se realizaron manifestaciones exigiendo que sea puesto en libertad del disidente Alexéi Navalny, detenido el 17 de enero tras regresar de Alemania.
Navalny es acusado por la fiscalía rusa de haber violado su libertad condicional cuando viajó el año pasado a Berlín, donde fue atendido del envenenamiento que sufrió en Rusia. Navalny podría ser condenado a tres años de cárcel.
No estamos de acuerdo con la decisión del pseudo-tribunal en el caso de Alexéi Navalny”, señalan los manifestantes.
La policía reprimió las protestas en las que se estima que participaron alrededor de 50 mil personas; y que se realizaron en Moscú, San Petesburgo, Ekaterinburgo y otras ciudades.
Cerca de 3 mil 600 manifestantes, fueron arrestados el fin de semana. Entre ellos, Yulia Navalnaya, la esposa del opositor, aunque poco tiempo después fue liberada.
La Unión Europea y Estados Unidos condenaron “el uso de duras tácticas” contra los manifestantes.
El gobierno de ruso, por su parte, acusó a la embajada de Estados Unidos en Moscú, de alentar las protestas en redes sociales.