Al menos 853 migrantes indocumentados han muerto este año en su intento de cruzar el desierto o el Río Bravo buscando el sueño americano. Tal cifra es considerada como un récord, de acuerdo con datos del Gobierno de Estados Unidos.
Para visibilizar esta trágica situación, en Los Ángeles, California, se montó una muestra de objetos personales de migrantes fallecidos y fotografías de las personas reportadas como desaparecidas en lo que va de 2022.
“Se enfrentan a un calor extremo durante el verano y a un frío extremo durante el invierno”, resaltó el director del Centro Colibrí de Derechos Humanos, Jason de León.
El director de la Casa del Migrante, en Ciudad Juárez, Francisco Javier Calvillo, dijo que el objetivo es, precisamente, orar por los migrantes difuntos, pero también para levantar la voz por todo lo que está pasando con los venezolanos, haitianos, africanos.
“Porqué hablamos de esos migrantes muertos, pero también hay que hablar de esos migrantes que están como muertos porque no tienen derecho a las leyes, que juegan con ellos”, comentó.
A este sitio asistieron decenas de migrantes a ambos lados de la frontera que portaban banderas de sus países.
Los que se encuentran en México con la esperanza de poder cruzar a Estados Unidos y cumplir un sueño americano, denuncian condiciones límite que hacen imposible la vida en sus países de origen.
Asimismo, seis obispos de ambos países encabezados por José Guadalupe Torres, obispo de Ciudad Juárez, celebraron una misa cristiana en el que ha sido el año más letal para los migrantes que quieren pasar a Estados Unidos.
Los sacerdotes pidieron que los gobernantes y legisladores regulen la migración de forma justa para que favorezcan a migrantes y refugiados.