La Justicia alemana rechazó la apelación de Irmgard Furchner, una mujer de 99 años, condenada como cómplice de más de 10 mil asesinatos por su papel como secretaria comandante en el campo de concentración nazi de Stutthof durante la Segunda Guerra Mundial.
Por lo que se ratificó la condena de Furchner, a quien una corte estatal en Itzehoe, le impuso una pena suspendida de dos años en diciembre de 2022, luego de ser encontrada responsable del 10 mil 505 asesinatos y cómplice en cinco intentos de asesinato.
Una burócrata del Holocausto
— DW Español (@dw_espanol) August 20, 2024
El Tribunal Supremo alemán ratificó este martes la condena contra una mujer identificada como Irmgard Furchner, de 99 años de edad, exsecrataria del campo de concentración de Stutthof, por complicidad en 10.505 casos de asesinato. /e pic.twitter.com/4X7borDQRJ
La resolución del Tribunal Federal de Justicia alemán reafirmó la condena contra Furchner, basándose en dos argumentos: uno, que los crímenes de lesa humanidad no caducan y el otro que no existe un derecho a obedecer.
En su fallo, la corte de Itzehoe indicó que los jueces estaban convencidos de que Furchner “conocía y, a través de su trabajo como taquígrafa en la oficina del comandante del campo de concentración de Stutthof de 1943 a 1945, respaldó de forma deliberada el hecho de que 10 mil 505 prisioneros fueron asesinados en gaseamientos.
Además, la fiscalía dijo que el caso de Furchner podría ser el último de este tipo. Sin embargo, la fiscalía especial de Ludwigsburg apuntó que había otros tres casos pendientes relacionados con crímenes de guerra en tribunales en varias zonas de Alemania.
Cómplices de asesinato en campo de concentración de Alemania
El caso Furchner fue analizado por las autoridades con base en la condena del extrabajador de Ohio, John Demjanjuk en 2011. El hombre fue declarado cómplice de asesinato por haber servido como guardia en el campo de exterminio de Sobibor. Demjanjuk, que negó las acusaciones, murió antes de que se pudiera escuchar su apelación.
Anteriormente, la Justicia alemana exigía a los fiscales que justificaran los cargos presentando pruebas de la participación en asesinatos concretos, una tarea a menudo casi imposible.
Sin embargo, los fiscales argumentan ahora que tras el juicio de Demjanjuk en Múnich, el hecho de ayudar al funcionamiento de un campo es suficiente para condenar a alguien como cómplice de los asesinatos cometidos en tal lugar.
Posteriormente, un Tribunal Federal confirmó la condena de Oskar Gröning, guardía en el campo de Auschwitz, en 2015 basándose en el mismo razonamiento.