En Estados Unidos, la jueza Amy Coney Barrett aseguró que su fe católica no influirá en sus decisiones y prometió no llevar una “agenda” particular a la Corte Suprema.
Los jueces no pueden simplemente decir tengo una agenda. Decir me gustan las armas, odio las armas, acepto el aborto, rechazo el aborto e imponer su voluntad al mundo. Hay que esperar los casos y las controversias, que es el lenguaje de la Constitución, a que se abran paso en el proceso”, declaró Amy Coney Barret, candidata a jueza de la Corte Suprema.
Así respondió a los senadores en el segundo día de audiencias para confirmar su nominación para ocupar un asiento en la Corte Suprema.
La nominación
El 26 de septiembre, Trump nombró a Barrett para suceder a la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida ocho días antes.
Ansioso por complacer a la derecha religiosa, prometió obtener su confirmación antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Los demócratas le reprochan menospreciar a quienes empezaron a votar por correo y consideran “irresponsable” haber propiciado el proceso de designación en plena pandemia.
No obstante, los demócratas son minoría en el Senado y, salvo una sorpresa, no podrían impedir que Barret ingrese a la Corte. Con ella, la Corte de nueve miembros, tendrá 6 magistrados conservadores y tres liberales.