Internacional

Antony Blinken inicia gira por Sudáfrica, Congo y Ruanda

Sudáfrica ha mantenido una posición neutra desde el inicio de la guerra ucraniana y se ha negado a unirse a las condenas de los países occidentales contra Rusia.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó este domingo a Sudáfrica, dando inicio a su gira por tres países africanos para contrarrestar la influencia diplomática rusa.

A finales de julio, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, realizó también una gira por África.

Sudáfrica ha mantenido una posición neutra desde el inicio de la guerra ucraniana y se ha negado a unirse a las condenas de los países occidentales contra Rusia.

Blinken se reunirá con su homóloga sudafricana, Naledi Pandor, y se esperan anuncios sobre la nueva estrategia del Gobierno estadounidense en cuanto al continente africano.

“Los dos altos cargos abordarán los desarrollos recientes y en curso sobre la situación geopolítica mundial”, dijeron las autoridades sudafricanas.

AFP

Sudáfrica forma parte del grupo de economías emergentes BRICS, junto con Brasil, Rusia, India y China. 

En junio, el presidente ruso, Vladimir Putin, instó a los BRICS a cooperar frente a las “acciones egoístas” de los países occidentales, en un contexto de sanciones sin precedentes contra Moscú por el conflicto en Ucrania.

Para Fonteh Akum, director del Instituto de Estudios de Seguridad con sede en Pretoria, la visita de Blinken ayudará a Estados Unidos a entender la posición de Sudáfrica, pero también pretende “acercar a Sudáfrica al campo occidental”.

Este es el segundo viaje de Blinken a África desde su nombramiento el año pasado. En su primer viaje estuvo en Kenia, Nigeria y Senegal.

Después de Sudáfrica, se dirigirá a finales de semana a la República Democrática del Congo y posteriormente a Ruanda.

Antes de la invasión rusa de Ucrania, la diplomacia estadounidense en África se centraba principalmente en la competencia con China, que ha realizado importantes inversiones en infraestructuras en el continente africano y, a diferencia de Estados Unidos, lo ha hecho sin exigir ninguna contrapartida a los Estados en materia de democracia o derechos humanos.

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